Juan Daniel Escobar es doctor en Teología y durante su carrera ha desarrollado varias investigaciones sobre las sectas. Ha escrito dos libros sobre el tema y en la Universidad Católica de Valparaíso dicta un curso en el que las define como "grupos compuestos por hombres y mujeres, en la mayoría de los casos pequeños, que los une una o varias ideas religiosas, filosóficas, ocultistas, espiritistas, mágicas, o una mezcla de todas o algunas de estas ideas. Estos grupos aseguran tener la verdad absoluta y la solución a todos los problemas del hombre. Además se caracterizan por un seguimiento irrestricto a su líder o líderes".
-¿Qué distingue a una secta de otras agrupaciones?
-No hay una definición única para las sectas. Hay muchas ramas, aunque siempre hay un hilo conductor, por muy distintas que sean sus motivaciones. La secta es un hipermercado, desde el punto vista doctrinal te puede ofrecer muchas cosas o puede mezclar cosas esotéricas, etcétera. En la gran mayoría de las sectas hay un rompimiento con la familia, las religiones tradicionales o con las estructuras básicas de la sociedad, por ejemplo. El problema con la secta es que no se puede dialogar, porque para dialogar se requieren dos, y el de la secta parte con la idea que él está bien y todos los otros están mal.
Puede haber agrupaciones que tengan actitudes sectarias, pero eso no las constituiría en una secta. Entonces la encontramos cuando va al choque, al rompimiento, al no diálogo y a echar abajo lo que una sociedad libremente se ha ordenado. También se diferencian por el secretismo, el seguimiento al líder como una divinidad o en línea directa con la divinidad. Siempre el líder se presenta como un mesías que viene a salvar.
- Si existen sectas consideradas destructivas ¿hay otras que no lo son?
- Hay sectas que no tienen un grado de peligrosidad y uno puede decir que la doctrina es una soberana tontera, pero hay que respetar a la persona. Sobre todo si cree en eso y no le hace mal a nadie, no va contra las instituciones de la sociedad o no hace apología a la violencia.
- Respecto a sus líderes ¿son conscientes de estar engañando a sus fieles?
- Yo creo que en todo líder hay un punto de quiebre en su vida. (...) Sucedió, por lo que leído, con este llamado Antares de la Luz en un viaje que hizo al Oriente y todos dicen que volvió transformado. Puede haberle venido un momento de mesianismo y eso le repercutió o desde ahí explotó. Entonces esta persona se cree que es la divinidad. No está engañando. Él cree que realmente está mostrando un camino de perfección y que ese camino es lo mejor. Y a esto se agrega un conjunto de personas que tienen que tener ciertas características para poder entrar a una secta. Porque una persona que está equilibrio mental, es una persona satisfecha. Si esto se desequilibra, viene un eclipse y el eclipse empieza a anular la razón. Entonces se empieza a buscar soluciones fáciles; rápidas y viene la angustia. El sentirse mal con uno mismo.
El líder representa el rol del padre y el grupo representa el rol de la madre. Entonces el padre es el que manda, el que controla y la madre es quien acoge, quien consuela, quien recibe. Entonces en una sociedad donde los roles de padre y madre, por múltiples factores se desdibujan, eso hace que la gente busque esto en la secta, independientemente de los niveles sociales, culturales o económicos.
- ¿Cómo se ingresa a las sectas?
- A la secta se llega por invitación. No es que yo vaya y pido entrar a tal secta. Por eso es que se ha probado que ciertas sectas han actuado a ciertos niveles de la sociedad y a otros niveles no les interesa. Por ejemplo captar a jóvenes de un nivel socioeconómico alto y todo su proselitismo gira ahí.
- ¿Cuán grande es el espacio que ocupan hoy las sectas en nuestra sociedad?
- No es un aspecto que pudiéramos cuantificar como un número muy grande, pero el problema es que involucra a muchas personas. Yo creo que es un fenómeno que está teniendo ribetes de mayor peligrosidad. Para saber más de ellas no se ha trabajado conjuntamente entre investigadores serios, la Fiscalía y las policías.
"No está engañando. Él cree que realmente está mostrando un camino de perfección y que ese camino es lo mejor"