El legado que deja la Nobel de Literatura Nadine Gordimer
Gente. La escritora sudafricana, fallecida el domingo a los 90 años, será recordada por utilizar su pluma contra el apartheid en su país.
La escritora sudafricana y Premio Nobel de Literatura 1991, Nadine Gordimer, quien fue una gran defensora de la abolición del apartheid en su país, falleció a los 90 años, según informó ayer su familia. La sudafricana de origen judío murió mientras dormía en su casa de Johannesburgo la noche del domingo acompañada por sus dos hijos, según un comunicado.
Gordimer, autora de 'La historia de mi hijo' (1990) y 'El conservador' (1974) entre otras novelas, nació el 20 de noviembre de 1923 en la localidad minera de Springs, próxima a la capital sudafricana, Johannesburgo. Hija de un joyero judío lituano y de madre inglesa, durante su infancia quiso ser bailarina además de escritora, pero tuvo que abandonar la danza al diagnosticársele una enfermedad cardíaca.
La sudafricana se convirtió en firme defensora de la abolición del apartheid y fue miembro del Congreso Nacional Africano (ANC) cuando esta organización política era ilegal (1960-1990). Gordimer consideró que, como figura pública y también sudafricana de raza blanca, tenía el compromiso de contribuir al cambio social en su propia tierra.
La ganadora del Premio Nobel de Literatura en 1991, abordó en sus obras temas como la opresión, la violencia, la discriminación y las consecuencias del apartheid en Sudáfrica. 'Nací allí, me crié en el seno de una comunidad blanca segregada y ya en mi adolescencia vi que algo no funcionaba', dijo en Barcelona en 2007, en la que también recordó que a lo 18 años vio que 'tenía más en común con los jóvenes negros que con los blancos, solo interesados en las actividades de la comunidad blanca'.
A pesar de todo, Gordimer se quedó en Sudáfrica y decidió no abandonar su país en momentos de 'desesperación', incluso cuando su padre fue detenido por oponerse al sistema. 'Fue lo mejor que hice', afirmó en diversas ocasiones la escritora, que siguió luchando siempre por la normalización de la situación en su país.
También llamó la atención del mundo sobre la necesidad de combatir la pobreza a escala internacional, especialmente tras su nombramiento como embajadora de buena voluntad del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en 1998. Con el Nobel el 91, se convirtió en la primera mujer que lo recibió desde 1966, tras la alemana Nelly Sachs, que lo compartió con el israelí Samuel Agnon.