Cuando a principios de los 90 compraron sus casas les dijeron que el proyecto inmobiliario incluía una futura construcción de un edificio escalonado que respetaría la rasante y la vista de sus propiedades. A más de 20 años, el escenario cambió y ahora los vecinos enfrentan el proyecto de construcción de un edificio de 22 pisos en el mismo lugar.
Debido a lo anterior es que se sienten estafados, y ahora ya organizados, se preparan para resistir el proyecto inmobiliario al cual acusaron de realizar drásticos cambios respecto de los compromisos firmados, aunque reconocen que cuenta con la autorización de la Dirección Municipal de Obras de Quilpué.
Se trata de un proyecto inmobiliario ubicado en las inmediaciones de la calle Esmeralda y el pasaje Fortuna y que colinda con el conjunto habitacional Mira Valles, a la altura del Paradero 27 del Troncal.
María Luz Aranda, residente de Mira Valles, afirma que el proyecto se realizó de espalda a los vecinos y con información desactualizada.
"Primero, el permiso municipal se otorgó en base a una carpeta (175/92) que es del año 92 y ese permiso tiene que haber caducado. En el expediente solo le cambiaron el nombre al proyecto, que antes se llamaba Conjunto Mira Valles y ahora se llama Edificio Esmeralda. Es la tercera etapa de este conjunto que eran 29 casas", sostuvo María Luz Aranda.
Según denunciaron, el proyecto actual se ubica sobre una superficie de 4.500 metros cuadrados, 13.988 metros cuadrados solo para efectos de conseguir el permiso municipal respectivo; sin embargo, acusan que dicha medida incluye las 29 propiedades vendidas hace más de 20 años. "Cuando nos vendieron este proyecto, inscrito en el Conservador de Bienes Raíces, incluía tres edificios de cuatro y cinco pisos en escala, con un perfil de que las rasantes no iban a molestar a las casas de arriba. Nos sentimos no engañados, estafados, que es más grave", aseveró María de la Luz Aranda.
El cambio a los 144 departamentos y 24 oficinas y 92 estacionamientos, para un edificio de 22 pisos, aseveran los atribulados vecinos, significará en un fuerte impacto por el alto flujo de personas y vehículos que sumará para un pasaje que, en su punto más ancho, tiene 6 metros de calzada y que no cuenta con condiciones para el desplazamiento normal, sobre todo, de vehículos de emergencia.
Alberto Moya, vecino al cuestionado proyecto, repara en el caos vial que generará la iniciativa y que el proyecto no cuenta con una salida expedita pues se ubica en un "pasaje ciego". Sostuvieron, además, que junto a un abogado están realizando una revisión exhaustiva de todas las condiciones del permiso.
"Estamos estudiando acciones legales. El objetivo nuestro es que hagan algo razonable, nosotros estaríamos felices de tener aquí algo construido, pero no este absurdo de tener 70 metros para arriba o más, que nos quite el sol, tapándonos la vista y siendo que llevamos más de 20 años convencidos que no nos iban a perjudicar la rasante", advirtió María Luz Aranda.