Paola Passig
Las intrigas de palacio no dejan ver el bosque. Esa es la premisa que estaría marcando la gestión de la Presidenta Michelle Bachelet y que explicarían la salida desde el Ministerio del Interior de Jorge Burgos -algo así como la crónica de una muerte anunciada- y el arribo de un Mario Fernández, que si bien es parecido en lo valórico al ex secretario de Estado, al no tener agenda propia se sumaría al "yes men" que imperaría en La Moneda bajo el ojo atento del equipo asesor personal de la Jefa de Estado, encabezado por Ana Lya Uriarte.
Un análisis que postula Marco Moreno, decano de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Central, quien además precisa que José Miguel Insulza era la carta que debió haber utilizado la Mandataria para reemplazar a Burgos.
- ¿Con la llegada de Fernández se inicia un segundo tiempo?
- Este cambio es muy poco relevante respecto de la trayectoria del Gobierno. Van a continuar inercialmente las tendencias de la manera en que se ha llevado adelante el Gobierno. No creo que la llegada de Mario Fernández signifique un cambio. O sea, va a ser más de lo mismo; no implicará un cambio significativo en la gran apuesta que ella planteó y que era mejorar la implementación de las reformas y la gestión de su equipo. Fernández tiene un perfil parecido a Burgos, más conservador en lo valórico, pero más de avanzada en temas políticos: el 2012 planteaba su buena disposición a una asamblea constituyente. Pero si Fernández no logra sintonizar con la Presidenta y generar una relación de confianza, es difícil que pueda cambiar la lógica de Gobierno. La Presidenta va a seguir tomando sus decisiones con su equipo más estrecho y caliente, que son Ana Lya Uriarte, Aydée Rojas y Pedro Güell. Ahí es donde se refugia la Presidenta, pero no tiene apoyo frío y racional para decirle que la decisión que está tomando no es la correcta, sino más bien la equivocada.
- ¿A la Presidenta le gusta el "yes men" y le cuesta aceptar la crítica?
- Sin duda. Hay un problema de diseño de su equipo de gobierno donde ella privilegia las relaciones de confianza por sobre otro tipo de consideración. Y si no logras ingresar a ese círculo de confianza, pasas a ser parte de un ritual. El consejo de ministros es una ritualidad más que un espacio para la toma de decisiones y que se hace en este espacio más pequeño, donde, lamentablemente, prima el apoyo cálido por el apoyo racional. Y este diseño político es el que tiene efectos y explica la renuncia por segunda vez de Burgos que tiene que ver con las dificultades de la Presidenta para enfrentar problemas o tomar decisiones sobre caliente, como fue el tema de la querella contra Qué Pasa.
- Pero la afectividad no salvó a Rodrigo Peñailillo ni a María Angélica "Jupi" Álvarez...
- Son sacrificios. Sacó a Peñailillo por recomendación de estos asesores que intrigaron y que establecieron que la manera de blindar a Bachelet del caso Caval y de lo que venía con SQM, implicaba sacrificar a alguien. Peñailillo formaba parte de este grupo de confianza, pero las intrigas de Palacio lo alejaron para no contaminar a la Mandataria. La crisis de conducción del Gobierno tiene que ver mucho con la manera en que la Presidenta toma decisiones.
- ¿Es normal tener tres ministros de Interior? Lo mismo ocurrió en su primer periodo.
- Sí, también hubo tres: Andrés Zaldívar, Belisario Velasco y Edmundo Pérez Yoma. Bueno ese patrón de comportamiento de la Presidenta tiene que ver con lo que comentaba recién. Quizás por su historia de vida se relaciona desde las lealtades y si eso no existe, la relación se deteriora y eso pasó con Burgos. La Presidenta no sintonizó con el estilo de Burgos y eso culminó con la crisis política del martes y la segunda renuncia de Burgos. Si bien él la presentó, ella la aceptó porque estaba cansada del estilo de Burgos. Él tenía salidas de libreto, se desalineaba de las posiciones oficiales... Su estilo la tenía superada y por eso las conversaciones con Mario Fernández venían desde hace unos días y de eso se enteró Burgos.
- Y con Fernández, ¿podrá Bachelet lograr mayor sintonía?
- No lo veo tan fácil porque son estilos muy distintos. Fernández es un hombre de Estado, que ha sido funcionario de varios gobiernos, muy cercano a la Concertación y la relación va a ser muy formal e institucional, al estilo de lo que fue con Pérez Yoma.
- Entonces, de segundo tiempo poco y nada.
- Ella perdió la oportunidad de haber hecho un ajuste de gabinete de verdad y haber puesto en ministerios claves a personas que pudieran hacer mejor la tarea de implementar bien las reformas. Esto no se consigue con un cambio quirúrgico de un ministro del Interior.
- ¿Y cómo se consigue?
- Debiera haber buscado perfiles distintos para esta etapa que ella ha llamado "el término de la obra gruesa". Siempre he dicho que los albañiles que ella tiene no son los adecuados para los detalles. Eyzaguirre, Díaz y otros ministros sectoriales no son los adecuados.
- ¿Quién debiera haber reemplazado a Burgos?
- Creo que Insulza hubiera sido un ministro capaz de asegurar un poco más de conducción política. No veo a Mario Fernández ordenando políticamente al gabinete ni a las bancadas. Pensemos lo que pasó con Osvaldo Andrade.
- ¿Bachelet no quiere sombra?
- Lo que está en cuestionamiento es el estilo de Bachelet. Su estilo compartimentado, donde las decisiones las toma ella y su grupo, su estilo caudillesco. Eso ha dificultado la gestión y eso se ha visto reflejado en las encuestas.
"Bachelet perdió la oportunidad de haber hecho un ajuste de gabinete de verdad y haber puesto en ministerios claves a personas que pudieran hacer mejor la tarea"
"Lo que está en cuestionamiento es el estilo de Bachelet: compartimentado, donde las decisiones las toma ella, su estilo caudillesco. Eso ha dificultado la gestión y eso se ha visto reflejado en las encuestas"