Agua, paradoja y tareas pendientes
Llueve, pero el beneficio que llega del cielo deja sin el vital líquido a miles de consumidores, causando quejas y molestia. Faltan embalses; hay proyectos regionales largamente dilatados que se ahogan entre falta de recursos y discusiones. Mientras, el agua se sigue perdiendo y se acentúa el problema de abastecimiento.
La noticia y la paradoja de estos días es el agua. Llueve, cae mucha agua en campos y ciudades. La caprichosa isoterma cero está sobre los tres mil metros y lo que debía ser nieve es agua que escurre por la pendiente de los cerros. Se forman torrentes que arrastran sedimentos, piedra y rocas. Lo que llega a los sistemas de captación para el consumo de la población es barroso y no se puede inyectar a las redes de agua potable. Hay que cortar el suministro hasta que el líquido se decante y logre circular sin problemas por las cañerías que llegan hasta las viviendas.
En Santiago el problema afecta a cientos de miles de viviendas, en Valparaíso a unas 38 mil. Molestia, quejas, acusaciones de imprevisión…Bueno, lo de siempre.
Pero el tema de fondo, paradoja nuevamente, es la falta de lluvias y lo peor, es que lo escaso que cae del cielo poco de aprovecha y va a parar al mar.
Faltan embalses, hay proyectos regionales largamente dilatados y se ahogan entre falta de recursos y discusiones sobre ubicación. Entretanto, el agua se sigue perdiendo y el problema de abastecimiento urbano y rural se acentúa. En medio de este cuadro inquietante una buena noticia: en el litoral de la provincia de Petorca se instalarán dos plantas desalinizadoras destinadas a resolver el problema de suministro de agua potable a la población del sector.
La solución no es fácil, pues hay estudios que demorarán un año, tras lo cual vendrían definiciones precisas de ubicación de las instalaciones. Los estudios cuestan unos mil millones de pesos y las plantas mismas unos 70 millones de dólares.
El recurso de convertir agua de mar en agua para el consumo o la industria no es nuevo. Se conoce en el país desde el siglo XIX, cuando se comienza a utilizar en puertos salitreros del norte. Los sistemas se han perfeccionado y se aplican con éxito en Israel, Italia, España y en países árabes.
Así hay experiencias a mano y tecnología disponible. Lo que se requiere, como en muchas innovaciones, es voluntad política y recursos para abordar la solución a un problema que se agrava con el aumento de la población y emprendimientos que requieren del vital elemento.
Entretanto, hay que insistir en el aprovechamiento del recurso hídrico existente, que derrochamos constantemente desde la eterna gotera de la llave doméstica hasta aquellos cursos de agua que lentamente corren por quebradas, vertientes, esteros y ríos y se pierde, inútilmente, en la inmensidad del océano. En suma, varias tareas pendientes.