Se fueron los artistas, la farándula se trasladó a Santiago y llega la hora de los números: la entrega en concesión de las trasmisiones del Festival de la Canción, proceso en el cual, supuestamente, participarán diversos canales de televisión. Y hay dudas en cuanto a los interesados, debido a que las estaciones presentan en sus balances números rojos. Ha terminado ya el periodo de concesión por cuatro años de Chilevisión, que pagó a la Municipalidad cerca de $ 3.600 millones, cantidad a la cual se suman planes de promoción y actividades valorables en dinero, conforme al contrato correspondiente.
Ahora viene una nueva licitación, cuyo primer paso es la entrega de boletas de garantía en el curso del próximo mes. A las sumas que se deben cancelar por la Municipalidad se agregan actividades de promoción y obras en el escenario mismo del Festival estimadas en $ 500 millones.
Si bien es cierto la situación económica de los canales es compleja, hay que considerar que el Festival de la Canción de Viña del Mar se ha convertido en sus casi 60 años de existencia en una productiva plataforma publicitaria que entrega altos ingresos al titular de las trasmisiones. Fuera de duda, esos ingresos son importantes dentro del esquema económico general de esas empresas, por lo cual resulta lógico que estén al menos estudiando participar en la próxima licitación cuyo resultado debe conocerse el próximo 15 de mayo.
Por su lado, la Municipalidad de Viña del Mar, propietaria y creadora del Festival, tiene que buscar la mayor rentabilidad considerando los ingresos inmediatos de la próxima concesión y también la proyección futura del Festival mismo, cuestión donde hay que hilar muy fino, pues se trata de un activo de la ciudad que se debe mantener en el tiempo.
Los gustos y las tendencias cambian, y si no se conserva la sintonía con el público ganada a través del tiempo, ese patrimonio va perdiendo valor y a la hora de entregar la concesión los oponentes pueden reducir el monto de los ingresos esperados. Así, la entrega de la próxima concesión debe tener una mirada de futuro.
Viña del Mar, en virtud de una ley, perdió la titularidad de su Casino, verdadera expropiación en palabras del recordado alcalde Gustavo Lorca, abogado y profesor universitario. Los ingresos por ese rubro ya no son los mismos y la capacidad de negociación municipal mínima. Con esa experiencia, donde quizás faltó "muñeca política" para defender lo propio, hay que actuar en las decisiones futuras sobre el Festival de la Canción.
Los cambios formales de acuerdo a nuevos gustos y tendencias pueden ser muchos en base a la opinión y asesoría de expertos, pero siempre dentro de un marco en que primen los intereses de la ciudad y la proyección del Festival.