Protagonista de miniserie sobre Martín Vargas: "Armamos un bonito lazo"
TELEVISIÓN. Gastón Salgado da vida al púgil en la miniserie que también protagonizan Alfredo Castro y Francisca Lewin. "Mientras divertidos y coloridos personajes representaban a Argentina, Brasil y Perú, Chile era personificado por un avioncito llamado Pedro. El avión no tenía nada de malo, pero tampoco nada de bueno."
Cuenta el actor Gastón Salgado que sabía muy poco sobre Martín Vargas cuando le ofrecieron encarnarlo, pero que cuando de a poco la miniserie sobre la leyenda del boxeo nacional comenzó a tomar forma, fue conociendo más sobre la figura, pero también sobre el deporte.
Hoy debuta por las pantallas de Mega, después de su exitosa teleserie "Perdona nuestros pecado", "Martín, el hombre y la leyenda", miniserie de cuatro capítulos que cuenta la historia del púgil chileno que soñó con conquistar el mundo.
Antes de grabar la miniserie biográfica que cuenta con financiamiento del CNTV, Salgado se puso a ver videos de Vargas, boxeador peso mosca que cuatro veces peleó por el título mundial entre 1979 y 1982.
"Ahí averigüé un poco, traté de imitarlo, pero muy por encimita; sabía lo típico de él, que era boxeador, que hablaba en tercera persona, lo que está en el inconsciente colectivo, igual es un referente popular don Martín", recuerda el actor sobre el proceso de convertirse en uno de los deportistas más importantes de Chile.
Proceso en el que se fue haciendo, de a poco, una opinión sobre la figura de Vargas, pero también del boxeo. "Martín nunca fue un boxeador muy técnico, lo que tenía era una buena pegada; existen dos tipos de boxeadores: los estilistas y los fajadores; los estilistas son estos que se mueven, se dan vuelta por el ring y son más técnicos, como Alí y Mayweather; Martín era fajador, de esos que van, buscan, buscan y de repente meten una mano y noquean, la zurda de Martín era su arma letal", comenta Salgado.
Aunque antes de filmar "Martín, el hombre y la leyenda" nunca había practicado boxeo, sí confiesa que le parecía un deporte entretenido, opinión que se vio en jaque la primera vez que fue a ver una pelea para prepararse para el papel. "Cuando empecé a entrenar fuimos a ver una pelea al Club México y es fuerte ver boxeo porque se pegan, sangran, es súper violento y a mí no me gusta mucho la violencia física. Así que me tuvo que ir gustando y me fui encantando de a poquito", revela el actor.
"Es un deporte súper integral porque aparte de trabajar varias partes del cuerpo, los brazos, las piernas, haces cardio, musculación, ritmo, agilidad y también hay un trabajo mental y hasta emocional; al subirte a un ring estás también boxeando contigo mismo, luchas contra tu resistencia y tus miedos", agrega sobre su nueva afición.
Para corresponder a la categoría mosca en la que peleaba Vargas, Salgado tuvo que bajar de sus 78 kilos a 70 y además se sometió a un fuerte entrenamiento junto al exboxeador Christian Farías, que lo ayudó a crear las coreografías. "Estuve como un año entrenando para encontrar su cuerpo, adelgazar sin perder masa muscular", cuenta el actor de 33 años, que ya se había familiarizado antes con el formato en series como "El reemplazante", "Sudamerican Rockers" y "Sitiados".
Pero fuente importante de su preparación para el rol en "Martín, el hombre y la leyenda", también fue juntarse con el verdadero Vargas. "Igual uno va con miedos y mitos a cuesta a enfrentarse con alguien al que vas a interpretar, que está vivo", confiesa, y explica que "además Martín tiene todo un rollo con su historia porque han hablado tantas cosas de él así que siempre está medio reticente".
Finalmente todas las barreras cayeron y según cuenta, ambos formaron "un bonito lazo". "Me ayudó harto, me dio tips. Vio los cuatro capítulos y le gustó, dijo que tenía ciertos detallitos pero lo dijo de puro mañoso", dice Salgado con el conocimiento que da haberse metido en la piel de otra persona.
Condorito: La historia "secreta" detrás del pajarraco
Esta última semana se anunció la publicación de una obra biográfica del caricaturista Temístocles Nazario Lobos Aguirre, más conocido como Themo Lobos (1928-2012), creador de Mampato y Ogú.
Entre las entrevistas que se han dado a conocer del autor de esta obra, Rafael Valle, destaco una realizada en El Mercurio y en la que se revela una sorprendente anécdota: "A fines de los años 40, Themo le había mostrado unos bocetos de un personaje que era un cóndor antropomorfo. La sorpresa fue grande cuando vio en la revista 'Okey' al Condorito Aventurero firmado por Pepo, con enormes semejanzas a su personaje Sofanor. Eso marcó a Themo, que en adelante sería muy receloso de su trabajo", asegura Valle.
Sin ánimo de defender a Pepo, vale la pena detenerse y comprender que la historia detrás de este plagio es un poco más compleja. Aunque pueda resultar rebuscado, todo se inició con la Segunda Guerra Mundial, cuando el poder de Adolf Hitler parecía incontrarrestable y las fuerzas británicas estaban a punto de desfallecer frente al poder nazi. Ante este panorama, Estados Unidos se vio en la necesidad de contrarrestar una amenaza que, tarde o temprano, terminaría chocando con sus intereses.
En este contexto, los norteamericanos supusieron que iban a obtener rápidamente el apoyo de sus vecinos del sur. Sin embargo, la reacción fue bastante más tibia. Países como el nuestro, habían logrado sortear la Gran Guerra como neutrales, sin mayores consecuencias.
Antes que recurrir a la coacción, los norteamericanos se las ingeniaron para llegar al corazón de sus vecinos latinoamericanos y utilizaron a uno de los nombres más prestigiosos en esta campaña, uno que a través de películas como Fantasía, Blanca Nieves y Pinocho se había ganado el corazón de América: Walt Disney.
De esta forma, se diseñó un plan para que el famoso dibujante recorriera el continente con el objetivo explícito de realizar una película que incorporara a todos los países, aunque en la práctica, venía a comprometernos con la causa estadounidense en la Segunda Guerra. Su bolígrafo tenía un poder oculto como la manzana de Blanca Nieves.
Alojado en el Hotel O'Higgins y luego de un breve recorrido por Viña del Mar que consideró el Palacio de Bellas Artes y la Playa Miramar, las páginas de El Mercurio de Valparaíso dan cuenta del entusiasmo ingenuo con que fue recibida la pluma más famosa del orbe: "Al tener la oportunidad de conocer de cerca al admirable mago que ha dado vida a tantos y tan ruidosos personajes, podemos comprobar de inmediato que estábamos en lo cierto, Walt Disney vive como los muñecos que anima: en perpetuo humor" (4 de octubre de 1941).
La alegría de su visita se transformó pronto en frustración, cuando se estrenó la película "Hola Amigos" como resultado de su viaje por América del sur. Mientras divertidos y coloridos personajes representaban a Argentina, Brasil y Perú, Chile era personificado por un pequeño avioncito llamado Pedro. El avión no tenía nada de malo, pero tampoco nada de bueno, era insípido, un comodín que le permitió salir del paso de una pregunta que, exculpando a Disney, hasta el día de hoy nos cuesta responder ¿Qué nos identifica?
A raíz de esta frustración, René Ríos Boettiger, más conocido como Pepo, se avocó a la tarea de crear un personaje que reemplazara al avión Pedro y que fuera representativo de nuestra idiosincrasia. Así nació Condorito, una tesis que no es excluyente del plagio que acusó Themo Lobos, pero que deja en claro que la inspiración de Pepo era más profunda.
Finalmente, y en el momento que Pepo parecía haber logrado lo que para Disney fue imposible, el proceso de internacionalización de Condorito generó que en muchos países comenzaran a atribuirse la nacionalidad de su personaje: Colombia, Ecuador, Perú, etc. ¡Plop! La explicación es que son todas naciones andinas, cuna natural del cóndor, y su vestimenta, similar a la de sus zonas rurales. Volvíamos al punto inicial en que partió Disney, la búsqueda de un personaje que sea un representante exclusivo de nuestra identidad.
Doctor en Historia, Facultad de Artes Liberales en U. Adolfo Ibáñez
horas de hoy se estrena por las pantallas de Mega la miniserie "Martín, el hombre y la leyenda". 23.30
millones recibió la miniserie en los fondos del Consejo Nacional de Televisión de 2015. $338
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La novela siempre ha sido el elemento más representativo de mi quehacer"
Carlos Pinto, periodista lanza su primera novela.
Gonzalo Serrano del Pozo