Los cruceros y una ciudad diversificada
La experiencia reciente que muestra por primera vez en años un espacio de diálogo, se corona favorablemente con la creación -por iniciativa del Intendente Jorge Martínez- del Consejo Ciudad Puerto.
Celebradas declaraciones ha generado la noticia de la priorización de un nuevo muelle exclusivo para cruceros en la bahía de Valparaíso. Después de muchos años de debate y desencuentro entre la infraestructura, la gestión y las posibilidades de diversificación económica, se ha logrado un acuerdo en que la ciudad, el puerto y las actividades vinculadas al turismo tienen un punto en común por el diseño y emplazamiento de una infraestructura que permite resolver tal complejidad.
Por una parte, la Alcaldía facilitó el trabajo de la comisión de turismo municipal y ha propuesto -pese a una notoria falta de participación en su diseño- mantener el edificio del Terminal de Pasajeros, que era parte del mismo permiso de edificación anulado por la Corte Suprema para el proyecto Puerto Barón. Por otro lado, la empresa EPV resolvió la problemática del emplazamiento del muelle de pasajeros desde alternativas que vinieron desde los operadores privados y que permitieron comparar las mejores posibilidades operativas fuera de los terminales dedicados ahora exclusivamente a la carga, abriendo con ello una posibilidad de más movimientos y más ingresos para el Estado.
Sin embargo vale la pena hacer un par de reflexiones: Primero, el hecho de generar una infraestructura dedicada implica la posibilidad de entender la estacionalidad propia de la industria de cruceros y por lo tanto, prever el uso alternativo, al igual que el funcionamiento del edificio VTP, para la temporada baja. Esto abre opciones para que ese muelle tenga otros usos vinculados a las actividades públicas, o incluso que sea también utilizado para el movimiento de cargas a granel, desembarco de vehículos menores, o la conexión insular, embarcaciones científicas, recreativas o de la Armada, todas las cuales influirían en su diseño y rentabilidad. Segundo, conocer parte del análisis que permitió que el terminal y muelle estén ubicados al oriente del cuestionado y en trámite Terminal 2 y dique Sociber, debiendo demostrarse ahora que no hay incompatibilidad entre flujos marítimos y la ciudad. A su vez en una mirada de mediano plazo y de mayor escala, el VTP también permite una eventual apertura permanente de ese sector, lo cual nos vincula a las ideas relacionadas con la apertura del borde costero para actividades urbanas hacia la diversificación económica, que permita el acceso y el soterramiento de la línea férrea, la posible llegada del tren rápido a Santiago y la activación de la aún subutilizada área de respaldo, que es el Almendral.
Por su parte, la Ministra Gloria Hutt ha sido clara en reconocer las dificultades ambientales de la ampliación portuaria Terminal 2 y en la necesidad de resguardar el entorno urbano desde la Ingeniería y la Arquitectura, capaces bien combinadas de equilibrar al puerto y a la ciudad, en el entendido de que enfrentando fechas clave "debemos estar preparados para cambiar de rumbo y superar los imprevistos". A la vez, la Cámara Portuaria plantea que ante la futura dotación de nuevos frentes de atraque, se hace urgente optimizar la operación dentro del sistema regional de puertos existentes, lo que -con toda lógica- puede evitar premuras y dar tiempo para la reflexión y corrección, absorbiendo el crecimiento de la carga sin necesariamente materializar aún una nueva infraestructura en Valparaíso.
En definitiva, la experiencia reciente que muestra por primera vez en años un espacio de diálogo, se corona favorablemente con la creación -por iniciativa del Intendente Martínez- del Consejo Ciudad Puerto, que establece una nueva modalidad de trabajo entre el puerto y la ciudad, luego de que el Plan Maestro Portuario ha dado señales de obsolescencia. La oportunidad que se abre para el renovado directorio de EPV y un nuevo equipo directivo, que a través de esta instancia guíe nuevos procesos en que el diálogo, la multifunción y la visibilización de alternativas de diseños y emplazamiento de infraestructura, permitan un nuevo camino para todo proyecto que se intente materializar, sin desconocer estudios categóricos sobre los eventuales impactos para la ciudad como el de Isaza, lo que implica la corrección de los proyectos que han demostrado deficiencia en su concepción original sin participación, ni alternativas, ni diálogo.
Finalmente, el consenso es que Valparaíso debe reemplazar la curva de deterioro por una nueva receptividad de propuestas que a través de sus diseños y emplazamientos alternativos, sean capaces de reconocer bien su entorno, y aportar a la diversificación de la economía y empleabilidad más allá de la valiosa actividad portuaria, como es el caso de los cruceros y de los frentes marítimos abiertos, que es y será la visión que muchos defenderemos para llevar a Valparaíso a un nuevo estado, donde recupere el estándar urbano perdido y la conectividad a la macrozona para que en las próximas décadas se asuman desafíos aún más contundentes ante el escenario de reactivación económica que pretendemos se produzca.
*Integrantes Corporación Metropolítica
Alberto Texidó / Juan Pablo Urrutia