"Los pobres no pueden esperar". Fuerte y realista advertencia formulada en 1987 por el Papa Juan Pablo II en Rodelillo. Y la advertencia se puede focalizar en los niños del Sename por dos razones: primero porque son niños y, segundo, son pobres. Esta advertencia formulada hace tanto tiempo aquí cerca, ante una fervorosa multitud, calza perfectamente con el caso de los niños que acoge el Cread de Playa Ancha, donde desde hace tiempo se vulneran sus derechos.
Por eso, tiene plena justificación el informe de la Comisión de Derechos del Niño de Naciones Unidas que expresa "profunda preocupación con respecto a las condiciones de infraestructura del Cread de Playa Ancha". Agrega el documento que "dichas condiciones constituyen en sí mismas una violación de la Convención (sobre Derechos del Niño)".
Recuerda el informe que el Estado se comprometió a cerrar ese centro dependiente del Sename en abril de este año, lo que no se ha cumplido. Y ahora, oficialmente, el Gobierno anuncia el cierre para enero de 2019.
Esta postergación es criticada por Patricia Méndez, defensora de la niñez, quien llama a tomar acciones de inmediato. A ese llamado se sumó el senador (RN) Francisco Chahuán. También insiste en "intervención inmediata".
Coincide en lo general sobre el tema de los niños y adolescentes la Corte Suprema, en tanto que el Presidente Sebastián Piñera sostiene que "no necesitamos ningún informe de ningún organismo internacional para tener claridad que los niños tienen que estar primeros en la fila".
Susana Tonda, directora del Sename, afirma que "todos los cambios tienen a los niños en el centro y, por lo tanto, tenemos que asegurar la mejor calidad de atención". Advierte que "si eso acarrea costos a otros que no sean los menores, tendremos que asumirlos".
Y el anuncio de costos y cambios inquieta a los funcionarios que son parte de una maquinaria que funciona mal por variadas razones, externas e internas, pero que debe ser desmontada y renovada. Hay que atender esas inquietudes, pero no se puede perder la vista del objetivo central, niños cuyos derechos son sistemáticamente violentados.
Y en estos momentos el foco está en el centro de Playa Ancha que vive una emergencia, un incendio que consume personalidades en formación, emergencia que exige recursos humanos y materiales.
La tarea es urgente y difícil, pero ineludible. Se anuncia para este caso nueva estructura basada en hogares de tipo familiar, que acogerán de 12 a 15 niños, eliminando el Cread porteño. ¿Justifican estos cambios nuevas postergaciones hasta el próximo año? ¿Cuál es el proyecto en terreno?
Claro está que no son aceptables nuevos fracasos, pero la dramática realidad golpea, una y otra vez, y los niños no pueden esperar.