Desechos eléctricos y electrónicos: el gran desafío del reciclaje local
G.A. / R.V.
Chile es el país latinoamericano que genera más basura de ese tipo. Y aunque la Ley REP busca que los productores se hagan cargo de la gestión de residuos, la normativa aún necesita ajustes para darle valor a los mismos y hacerse, así, realmente operativa.
Chile es el país latinoamericano donde más desechos electrónicos se producen por persona al año: 9,9 kilos, mientras el promedio mundial per cápita es de 6,1. "Eso tiene que ver con que es un país que tiene libre comercio con muchos otros, por lo tanto los aparatos eléctricos o electrónicos son de fácil acceso y recambio, no como en países más proteccionistas como Brasil o Argentina, que tienen aranceles altos para esos artículos", explica Juan Carlos Bello, de Bellbast Chile. "Las personas acá generan mucho artefacto domiciliario: jugueras, aspiradoras, televisores, radios, batidoras. También artefactos pequeños como celulares y mucho cable: de computadores, cargadores, alargadores".
Con sus bodegas en el Camino La Pólvora, Bellbast es una de las empresas que ha convertido a la V Región en una de las más activas en materia de reciclaje de Aparatos Electrónicos y Electrodomésticos (AEE) a nivel nacional. Organiza las 'reciclatones electrónicas', con recolección en distintas comunas y que suman cerca de 20 en cuatro años, como una de las alternativas con que se trabaja en Chile con el también llamado 'e-waste' ('desecho electrónico') hasta la plena entrada en vigencia de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor y el Fomento del Reciclaje (REP).
Cifras del Ministerio del Medio Ambiente señalan que el 81,5% de los desechos electrónicos tiene destino desconocido, lo que lo convierte en un tema complejo si se considera que algunos de los materiales de los AEE son contaminantes de agua y suelo, y sólo un 2,3% de ellos va a rellenos de seguridad. La estadística no es menor si se considera que ciudades como Viña del Mar generan más de 3.300 tonaladas anuales de AEE en desuso.
"(La Ley REP) Es un instrumento de gestión de residuos en cuyo marco los productores o importadores de elementos definidos como 'productos prioritarios' tienen la obligación de organizar y financiar la gestión de los residuos originados por esos productos", explica Juan Pablo Gavilán, encargado del programa municipal "Viña Recicla". "La normativa promueve un modelo en que los residuos pasan a ser un recurso de valor, ya que se incorporan nuevamente a la cadena de producción como materia prima o energía".
Economía circular
Como parte de un plan que desarrolla en 60 países, Samsung aplica en Chile desde 2011 un programa de reciclaje electrónico. "Actualmente está recolectando unas 200 toneladas a nivel nacional, y poco más del 10% de eso corresponde a la V Región. Recolectamos residuos electrónicos desde nuestros servicios técnicos de las principales ciudades", explica Germán Sáenz, Gerente Senior de Asuntos Corporativos de la compañía.
Entel, por su parte, trabaja desde hace cinco años en un programa de reciclaje que incluye 900 contenedores en todo Chile. "En la Región de Valparaíso (sin considerar la provincia de San Antonio) contamos con 76 puntos de reciclaje, en algunas oficinas comerciales y en instituciones públicas donde se desplegó el programa 'Reciclaje Electrónico para Chile', en conjunto con (la fundación) Recyclápolis", indica Jimena del Valle, directora de Sustentabilidad y Comunidades de Entel. "Durante el primer semestre de 2018 en la Región se han reciclado 677 kilogramos".
Los costos del proceso obligan a sumar fuerzas, y en el caso de Bellbast se trabaja "generando alianzas con empresas privadas y fundaciones y municipalidades, a las que les proponemos las 'reciclatones' como una manera de educar a la gente. El concepto es que los municipios nos ayudan con sus redes de vecinos y de comunicaciones, y nosotros generamos un Punto Limpio donde la gente deja sus aparatos en desuso".
La Ley REP busca el fomento de la 'economía circular' al darle nuevo uso a aceites lubricantes, neumáticos, pilas y baterías, diarios y revistas, y los mentados AEE. También busca institucionalizar un reciclaje que no es fácil en el caso de los artefactos eléctricos y electrónicos, ya que "los almacenajes de bodega para aparatos electrónicos tienen que ser grandes y el transporte no es como transportar botellas. La logística es diferente y los costos son más altos y la disposición final de residuos peligrosos es más cara", agrega Juan Carlos Bello.
Esas razones explican que la norma fue implementada -en 2016- para ser aplicada en forma gradual y en un plazo de cinco años, con el complemento de reglamentos que definan los detalles y costos de la operativa. Así deberá redefinirse una gestión de residuos que hasta hoy tiene sus limitaciones: "En Chile lo único que se puede valorizar (de los desechos electrónicos) es la chatarra y el cobre de algunos tipos de cables. Lo que no se puede procesar en Chile se envía al extranjero, como las tarjetas electrónicas".
'Minería urbana': procesos, productos y un proyecto porteño
El reciclaje electrónico ha permitido desarrollar el concepto de lo que se denomina 'minería urbana': un proceso extractivo donde no es necesario acudir a los recursos naturales, porque las materias primas que se requieren vienen incluidas en el producto en desuso.
"Del reciclaje electrónico se obtienen diversos metales, incluyendo cobre, oro, plata, hierro, níquel, zinc y más, los cuales se funden y se comercializan, evitando así el impacto ambiental de una extracción minera", explica Germán Sáenz, de Samsung. "También se obtienen plásticos, vidrios, gomas y algunos otros elementos. Existen empresas, tanto a nivel nacional como internacional, que adquieren estos componentes y los vuelven a introducir en la cadena productiva de otros productos. Por ejemplo, el plástico que compone la base de un TV o el tambor de una lavadora, puede terminar convertido en un macetero, bandeja o caja plástica", agrega.
Las piezas que en Chile se obtienen de materiales como fierro, aluminio y plástico se venden en el mercado local. "Los metales preciosos como oro, plata, cobre y paladio se gestionan a nivel internacional -explican en la Fundación Chilenter-. Se envían a Bélgica, Holanda y Japón todos los componentes de computadores que contienen estos metales, como circuitos, placas, discos duros, memorias, lectores, etc. Allá cuentan con la tecnología para fundirlos y separar estos metales".
Los desechos de AEE están considerados entre los más contaminantes, tanto en sus efectos sobre el medioambiente como sobre la salud humana. Entre ellos se cuentan el mercurio de las pantallas LCD; los polvos fluorescentes y el plomo que hay en las pantallas con tubos de rayos catódicos; pilas y baterías que eventualmente pueden contaminar napas subterréneas por tener zinc y manganeso, y residuos como las soldaduras retardantes de fuego que se usan para fabricar algunos artefactos.
"La disposición final de estos productos peligrosos es más cara. En lugares como Estados Unidos y Europa se reciclan y se convierten en materias primas, mientras en Chile se llevan a un relleno de seguridad donde te cobran por tonelada", explica Juan Carlos Bello, de Bellbast Chile.
Buscando alternativas
El reciclaje de productos electrónicos que se hace en Chile incluye la desarmaduría de equipos y artefactos de forma manual separando las piezas que se venderán en el mercado local y las que serán productos de exportación, como ocurre con las tarjetas de computadores que se envían al extranjero. En este último caso, las piezas se muelen y trituran, y para separar los metales se utilizan procesos físico-químicos como la pirometalurgia, que le aporta contaminación al proceso.
Los responsables de Bellbast postularon hace un par de años a un fondo de innovación de Corfo, buscando alternativas para el tratamiento de las piezas incluidas en el 'e-waste'. Para desarrollarlo, hicieron una alianza con la Escuela de Ingeniería Química PUCV.
"Este estudio se hizo en el segundo semestre de 2017 y consistió en usar el proceso hidrometalúrgico (usado en minería para extraer minerales con uso de soluciones líquidas) en los residuos electrónicos. Bellbast nos pasaba el material y nosotros aplicamos reducción de tamaño puntual y luego utilizamos el proceso hidrometalúrgico a bajas temperaturas mediante el uso de lixiviación selectiva para recuperar oro, plata, platino y cobre. Lo más complejo fue la reducción de tamaño debido a que el metal está unido al plástico,entonces hay que liberar aquellos metales y después lixiviarlos",explica el Dr. Alvaro Aracena, jefe de Investigación y Estudios Avanzados de la Escuela de Ingeniería Química PUCV. "Más que ser una alternativa innovadora, es una más económica y amigable con el medioambiente, y que tiene además el beneficio de que le da un valor agregado a los residuos, al tratarlos en Chile".
El proyecto con la PUCV culminó su primera etapa con elevadas recuperaciones de metales. "Una segunda etapa es la recuperación de metales preciosos y bases mediante extracción, purificación y generación de sales/metales electro-obtenidos. Los recursos para esta segunda etapa están en evaluación. La tercera consiste en diseñar, construir y poner en marcha una planta piloto. Así, se podría llegar a construir plantas hidrometalúrgicas para el tratamiento de 'e-waste' en Chile", agrega Aracena.
Chilenter es una fundación que recolecta equipos electrónicos en desuso, que se reparan para su entrega a escuelas y liceos y organizaciones sociales a lo largo del país, o son destinados al reciclaje en el país y en el extranjero.
Desde 2002, la entidad ha donado cerca de 100 mil computadores (más de 10 mil entregados en la Región de Valparaíso), y desde 2009 ha gestionado el reciclaje de casi dos mil toneladas de residuos electrónicos.
"El reacondicionamiento o reutilización de los computadores también es una forma de cuidar el medioambiente", señalan. "Mil computadores reacondicionados versus mil equipos nuevos genera un ahorro de 883 toneladas de CO2, lo mismo que se mitigaría si plantamos 20.751 árboles, si cambiáramos 28.433 ampolletas tradicionales a las de ahorro de energía, y lo equivalente al consumo anual de 118 casas".
Desde plástico y metales preciosos hasta residuos peligrosos contiene el 'e-waste'. Algunas piezas se envían al extranjero para su reciclaje, mientras otras se comercializan en Chile.
La Escuela de Ingeniería Química PUCV busca fórmulas para hacer en el país la recuperación metalúrgica de desechos.
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Del reciclaje electrónico se obtienen diversos metales, incluyendo cobre, oro, hierro, níquel, zinc, plata y más, los cuales se funden y comercializan, evitando así el impacto ambiental de una extracción minera".
Germán Sáenz,, Gerente Senior, Asuntos Corporativos Samsung"
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Chilenter y la opción de reutilizar