Kindercine rinde sus primeros frutos en formación de audiencias infantiles
Cultura. El proyecto consiguió que niños de 3 a 6 años ya sepan lo que es el cine. Debido a su éxito buscan expandirse.
Alas personas que están acostumbradas a asistir al cine tal vez se les pasa por alto el rito que significa estar en una sala para ver una película: desde comprar la entrada hasta esperar los créditos para retirarse, pasando por la proyección que se presencia en total silencio. Sin embargo, para los niños la experiencia es diferente, sobre todo si son muy chicos y la película sobrepasa los 30 minutos, ya que su poder de concentración no es muy alto y terminan corriendo por todo el lugar.
Esta situación es la que precisamente busca revertir Kindercine, iniciativa impulsada por Carolina Leiva -exsecretaria ejecutiva del Fondo Audiovisual del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes-, la cual tiene como objetivo que niños entre 3 y 6 años conozcan elementos básicos del espectáculo cinematográfico y las obras mismas.
Buenos resultados
Mientras Leiva trabajaba en el CNCA constató el déficit de la audiencia en Chile y que no se trabajaba en los colegios en ninguna etapa desde el punto de vista audiovisual. Es así como en 2010 creó el programa que puso en práctica el año siguiente, y que ya obtiene sus primeros frutos. "Con los niños que estamos trabajando hoy hay un 60% que viene participando desde hace tres años. Entonces, ellos ya entienden lo que es ir al cine y tienen pequeños elementos de educación en torno a la imagen. Por ejemplo, cuando se apagan las luces saben que deben estar calladitos, y esperan los créditos para aplaudir", cuenta, agregando incluso que ahora los infantes tienen la capacidad de concentrarse en películas de hasta 10 minutos, que es la duración máxima de los cortos que exhiben.
El programa -que se desarrolla entre mayo y octubre- comenzó en 13 jardines y este año sumó uno más. Los elegidos pertenecen a localidades como Glorias Navales, Playa Ancha, Miraflores Alto y el cerro Los Placeres.
La iniciativa se divide en tres etapas. A principios de mes los niños son trasladados en buses hasta el Cine Arte de Viña del Mar, donde ven entre cuatro o cinco cintas en forma continua. Luego con esas mismas películas se hace una itinerancia por los diferentes jardines durante un mes, donde se proyectan en la sala de clases, la cual se convierte en una sala de cine con pantalla, alfombra, luces y una miniboletería, entre otros elementos. La última fase consiste en cuatro actividades pedagógicas que se realizan junto con las educadoras y que son parte de la planificación de clases, y donde los niños aprenden de los personajes e historias de cada una de las películas a través de memorice, rompecabezas y juegos de palabras. Metodologías que también le sirven para aprender cosas básicas de comunicación.
Todos los meses -salvo julio por las vacaciones y septiembre por las actividades de Fiestas Patrias- se presenta un programa diferente, por lo que hay que tener una amplia oferta de filmes. Estos son ubicados en festivales internacionales y la mayoría de ellos han sido comprados a Francia, Canadá y Argentina, por nombrar algunos países. Las realizaciones nacionales no están ausentes, puesto que "siempre tenemos al menos una película chilena al mes", comenta Leiva.
Entre las principales características que deben tener las producciones es que sean habladas o dobladas al español, o solo contengan imágenes; y que su contenido ayude a la formación de los pequeños y que aporten valores.
Replicar la experiencia
Replicar la experiencia
El balance del proyecto que hace Leiva es "positivo", sobre todo porque "los jardines con los que hemos trabajado todos estos años se han comprometido cada vez más con el tema" y porque también los niños "llegan felices a las salas para ver las películas". A ello se suma que cuentan con el patrocinio de Unicef, lo que para ella significa que "estamos haciendo bien las cosas".
Es por eso que proyectan seguir haciéndolo. La gran piedra de tope sería el financiamiento: los dos primeros años recibieron fondos del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes en forma directa, y el tercero a través de concurso. Y si bien no descarta recurrir nuevamente a este sistema, le gustaría que hubiese un mayor aporte de privados y de las municipalidades, con el fin de sumar otros jardines de la región que estén cerca de salas de cine.
Otro sueño que pretenden cumplir es expandirse hacia Santiago. "Estamos trabajando para llegar a las comunas pobres de la Región Metropolitana. Para ello nos hemos puesto en contacto con la Junji para poder concretar la idea", comenta la creadora de Kindercine. Sin embargo, está consciente de que la tarea no será fácil, debido sobre todo a las distancias que hay en la capital. "Tienen que ser lugares que estén medianamente cercanos a los cines para poder mantener el espíritu del proyecto, que es trasladar a los niños hacia la sala", sostiene.