Década de vida con orgullo de ser amateur
AUTOMOVILISMO. Club Los Tuercas de Olmué se mantiene fiel a su espíritu original, lo que se puede comprobar cada fecha.
Nació como un grupo de amigos a los que les gustaba el automovilismo. Diez años después, el espíritu original del club Los Tuercas de Olmué está intacto. Se esfuerzan por mantener el ambiente de camaradería y reciben con los brazos abiertos al que quiera sumarse. Además, corren en una pista de tierra donde el público aún puede disfrutar de un paseo familiar mientras observa -a muy poca distancia- las carreras de las categorías Fiat 600 Standard, Fiat 600 Promocional, Fiat 147 o Turismo 1650.
Nostalgia, romanticismo y respeto por el viejo estilo de hacer las cosas a pulso. En la agrupación están orgullosos de sus logros y hasta de sus carencias, a tal punto que prefieren mantenerse al margen de la federación nacional. Afiliarse obligaría a sus pilotos a tener licencia oficial y aprobar revisiones técnicas más exhaustivas, lo que subiría los costos y eso es lo que quieren evitar.
"Nos gustan las carreras, pero queremos pasarlo bien corriendo", resume el presidente de la institución, Erick Villablanca. El también piloto está consciente de que el automovilismo es un deporte muy caro y que la puesta a punto de un vehículo puede transformarse en una obsesión algo insana. Por eso, él y sus compañeros apuestan por vivir la emoción de correr, pero sin perder las proporciones.
"La idea es no cambiar el espíritu. Hay rivalidades, claro, pero en las reuniones de pilotos recalcamos que esto es un hobby. Esto es para divertirse, porque le "metes" mucha plata al auto, la carrera dura menos de 10 minutos y a cambio obtienes la satisfacción de levantar la copa en el podio, que dura un ratito no más", añade.
10 AÑOS DE HISTORIA
El club Los Tuercas fue fundado el 31 de agosto del 2003 y siempre ha tenido como centro de operaciones la pista de la Villa Olímpica de Lo Narváez. "En la década de los "80 fue muy famosa porque se hacían muy buenas carreras acá, después el terreno quedó botado y hace 10 años lo recuperamos", explica el dirigente.
De los socios fundadores quedan algunos como el tesorero Lorenzo Aranda, "hombre fuerte" de la entidad pues es quien se encarga de tramitar los permisos y coordinar el trabajo con la Municipalidad y Carabineros. Completan la directiva el vicepresidente Francisco Wolf y el secretario Luis Naranjo, además de René Cisternas (comunicaciones) y Claudio Ponce (logística).
"En estos 10 años hemos crecido, nos hemos hecho conocidos y respetados. El club funciona bien", señala Villablanca, reconociendo que "somos poquitos, la mayoría llega a competir no más y acá los recibimos sin problemas".
Los que gustan de las pistas de tierra dicen que aquí se ven los buenos pilotos. Porque más allá de la preparación de cada auto, los imprevistos y las cambiantes condiciones obligan a que cada corredor luzca lo mejor de su técnica. "No me gusta ir a ver otras carreras porque las encuentro monótonas; el que larga primero casi siempre termina primero. Acá no, en la Fuerza Libre (Turismo 1650) puedes ver un Fiat punteando, sufrir un trompo, recuperarse y ganar igual", cuenta Villablanca. "Acá tienes tierra, polvo, piedras y barro cuando llueve. La conducción es muy diferente al asfalto, tienes que saber entrar en las curvas. Además la pista es amplia y se puede adelantar", sigue.
EL PÚBLICO ENCIMA
Una vez al mes, de marzo a diciembre, Los Tuercas de Olmué - con un promedio de 40 vehículos por fecha- llegan al circuito de Lo Narváez, recinto municipal que tienen en concesión por 20 años. Desde las 14:30 horas se realizan las carreras (ocho en total, dos mangas de cada categoría) en un ambiente orgullosamente amateur. El público acude a pasar casi un día de campo (aunque cada vez hay más casas alrededor) y se instala a centímetros de la pista. Hasta ahora, el sentido común ha evitado accidentes, pero en el club saben que este es un tema a mejorar.
Con la pista concesionada, el club quiso invertir, pero al ser un recinto abierto no tuvo mucho éxito. "Hicimos la "campaña del neumático" para instalar barreras, pero no duraron más de un mes. Se los robaban o los quemaban ahí mismo", cuenta Villablanca. Mientras no se pueda cerrar el lugar o pagarle a un guardia permanente, no valdrá la pena inyectar recursos. "Y para hacer eso tendríamos que cobrar más caro y no es la idea", añade.
"Hay una buena relación con la Municipalidad, participamos en los eventos importantes de la ciudad. Lo que falta es que más gente nos conozca", concluye el presidente.