Si hay un periodo del año en que aumenta considerablemente la cantidad de niños y niñas quemadas es, justamente, éste. Al término del año escolar y el cambio de las actividades habituales entre marzo y noviembre, se suma la realización de los paseos de fin de año en zonas de bosques o con vegetación y en playas, y la exposición sin control al sol, todas actividades en la que menores pueden resultar con graves lesiones en la piel si no toman todas las precauciones al momento de, por ejemplo, manipular agua hervida o interactuar en torno a una parrilla.
Así lo aseguró la directora regional de Coaniquem, Pilar Llugany, quien explicó que aunque la primera atención de salud de urgencia tras una quemadura se da en los recintos asistenciales -como los hospitales Gustavo Fricke de Viña del Mar o Carlos van Buren de Valparaíso-, la organización que dirige en la zona recibe a los pacientes en una fase inmediatamente siguiente.
En términos generales, Llugany aseguró que en el verano aumenta en 11% la cifra de menores quemados por diversos motivos.
VACACIONES
Precisó además que en esta época "el terror" es el inicio del periodo de vacaciones.
"Excepto de un caso en Arica, nunca hemos tenido niños quemados en colegios. En cambio, en el verano, están todo el día en las casas, las mamás siguen trabajando y los niños quedan solos. Se queman con el microondas, cuando se calientan la comida y porque calientan hervidores".
Además, los niños cuando van a casas de amigos o familiares son mucho más curiosos, por lo que también se queman, por ejemplo, cuando tocan las ampolletas encendidas de las lámparas de velador.
paseos
En relación a los paseos de fin de año, indicó que muchas veces cuando se realizan asados, las brasas que quedan posteriormente permanecen sin apagarse, "entonces, al día siguiente va una familia con niños chicos y pasan caminando por arriba y se queman los pies".
En el caso de la exposición al sol, explicó que los casos incluso llegan al sangramiento, porque los menores se rascan o se pasan las manos reiteradamente por las zonas quemadas, como una forma de calmar el ardor, pero terminan haciéndose heridas.
rehabilitación
Llugany recordó que Coaniquem, como centro de rehabilitación, comienza a prestar ayuda cuando el niño sale del hospital tras haber permanecido internado y "ahí queda botado, ya que empieza a crecer y tiene que seguirse tratando, lo que no está cubierto por ningún sistema de salud".
Por ello, es que Coaniquem recibe a los menores al mes y medio de haberse quemado, con lesiones AB y B. La quemadura tipo A, en tanto, pese a ser la más dolorosa, es aquella en la que no se pierde piel.
"Nos están llegando ahora, por ejemplo, los niños que se quemaron en septiembre para Fiestas Patrias con las parrillas y que los están dando de alta".
Actualmente, Coaniquem atiende cinco casos con este origen.
"Nosotros somos un centro de rehabilitación y entramos (a ayudar) cuando el niño salió del hospital después de estar internado"
Pilar Llugany
Directora regional Coaniquem
Lesionados al cocer langostas
Un caso que genera preocupación en Coaniquem ocurre en el archipiélago de Juan Fernández y tiene relación con quienes cocinan langostas en ollas con agua hirviendo. "La langosta, cuando la tiran al agua, salpica, y si los niños andan cerca se queman. El problema es que las langostas saltan con mucha fuerza, ya que son muy pesadas", manifestó Pila Llugany. El año pasado, cinco casos de este tipo se contabilizaron en el archipiélago, aunque no requirieron de apoyo de la corporación. "Este año, hasta ahora, no hemos tenido casos", valoró.