Lo que hay que saber antes de optar por una cesárea
Obstetricia. El exceso de cesáreas es parte de la serie de episodios traumáticos, muchas veces innecesarios y evitables, a los que son sometidos las madres y sus hijos durante el proceso de preparto y del parto.
El parto es uno de los procesos naturales más trascendentales, emotivos e íntimos que puede llegar a experimentar una mujer. Sin embargo, en las últimas décadas el nacimiento ha pasado a ser casi una intervención médica más, ojalá lo más segura, planificada y aséptica posible, pero despojada de la expresión y manifestación libre de sentimientos y emociones y del protagonismo que primigeniamente tenían reservados tanto la madre como el recién nacido.
Este particular fenómeno ha hecho -por ejemplo- que la práctica de la cesárea se asuma hoy como el procedimiento más adecuado para dar a luz a un niño, pese que se trata de un acto quirúrgico, con anestesia, que presenta una tasa de mortalidad que es cuatro a seis veces mayor que la del parto común o vaginal y que tiene un elevado costo económico, ya sea para el sistema público o para el presupuesto de las personas. A partir de esta realidad es que se ha acuñado el concepto de "violencia obstétrica".
"Nuestra sociedad ha terminado por aceptar un sistema que tiende a patologizar el parto y a no asumirlo como algo natural, más allá de sus complejidades. Esto es resultado de una serie de elementos, como la desautorización de la mujer, la jerarquía autoasumida por el personal médico o el afán de no responsabilizarnos por los procesos fisiológicos de nuestro cuerpo, que hacen que hoy parezcan naturales maneras que son en verdad violentas", explica la antropóloga médica Michelle Sadler, académica de la Universidad de Chile y que participó en la jornada "Violencia obstétrica: claves para detectar, prevenir y abordar las secuelas del trauma y violencia en el parto en usuarias y profesionales", organizada por la Escuela de Obstetricia y Puericultura de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valparaíso.
Necesidad
Francisca Martínez, académica de la Escuela de Obstetricia y Puericultura de la UV, también tiene una visión crítica sobre este fenómeno, cuya manifestación más evidente es el porcentaje de cesáreas que se realizan en nuestro país, que corresponden casi a la mitad del total de los nacimientos. Esta es una de las tasas más elevadas de América Latina, superada solo por Brasil y México, y se observa principalmente el aumento en el sistema privado.
"En Chile el 99,8 por ciento de los partos es atendido profesionalmente, principalmente en los hospitales, por una matrona o un matrón, y el médico solamente puede indicar una cesárea electiva si la gestación es de alto riesgo obstétrico. Muy diferente es la cesárea de urgencia, cuando hay problemas de asfixia y sufrimiento fetal. La cesárea es válida cuando es necesaria para salvar la vida del futuro hijo o hija, pero no es un procedimiento para no sentir las contracciones uterinas ni los mal llamados "dolores de parto", señala la académica, de profesión matrona y enfermera-matrona, recordando la importancia de que cada mujer conozca bien sus derechos y deberes, así como los riesgos, ventajas y /o beneficios de cada procedimiento, pues sólo así podrá tomar decisiones y firmar consentimientos informados cada vez que sea sometida a procedimientos, técnicas y cirugías invasivas que siempre conllevan riesgos potenciales.
Casos de riesgo
"Toda mujer debe saber que existen cesáreas programadas o electivas debido a malas condiciones obstétricas, o enfermedades, patologías o morbilidad obstétrica, las que deben ser controladas por el médico gineco-obstetra en el nivel secundario en los consultorios de especialidades y en forma paralela por el profesional. Algunas causas posibles de una cesárea son fetos macrosómicos, o fetos muy grandes, en mujeres con diabetes gestacional; también cuando hay diagnóstico de preeclampsia moderada o severa, con alza de presión arterial, edema y proteinuria, cuando se juntan sobrepeso, obesidad, anemia e infecciones urinarias, entre otras situaciones. Allí el mayor riesgo lo tiene la madre, porque si llega a producirse un ataque de eclampsia, que es similar a un ataque de epilepsia, baja el nivel de oxígeno en la sangre y puede haber muerte fetal intrauterina, por lo que es necesario practicar una cesárea para salvar la vida de la madre y la vida del feto", añade la profesora Martínez.
Paradigma
La antropóloga Michelle Sadler, en tanto, advierte que desde hace más de 30 años que la Organización Mundial de la Salud viene advirtiendo que la mayoría de los procedimientos e intervenciones vinculadas al parto son innecesarias, lo que también ha sido confirmado por evidencias médicas y científicas. "La excesiva tecnologización y el modelo socioeconómico, que tiende a privatizar la salud, promueven este sistema donde el parto se asume como una fábrica de producción de guaguas. Si hasta los seguros médicos reembolsan mejor por cesárea que por parto vaginal. Eso hace que en países como Chile exista una tasa de 50 por ciento de cesáreas y en España de 23 por ciento, siendo que la OMS recomienda que no supere el 15 por ciento. Los países que han entendido esto están generando cambios importantes. Por ejemplo, en Escandinavia y Holanda hoy se registra hasta un 30 por ciento de partos en la casa", afirma.
Estrés postraumático
Una consecuencia de la violencia obstétrica es el estrés postraumático que puede afectar a las mujeres sometidas a una medicalización excesiva e injustificada del nacimiento. "El parto es parte de la sexualidad, es algo natural y espontáneo para las mujeres. Una matrona debe atender un parto normal, pero debe saber cuándo avisar al ginecólogo cuando hay un problema para que intervenga. Hoy ocurre lo contrario. Hay intervenciones muy buenas. Las cesáreas son seguras, salvan vidas, pero eso no justifica que se hagan tantas. Además, independiente del tipo de parto, muchas mujeres sienten que no son consideradas en el proceso del nacimiento. Dicen sentirse agredidas en ese momento de gran vulnerabilidad. Estar desnuda frente a médicos y profesionales puede ser muy traumático, aunque para médicos y matronas sea la forma natural de trabajar", advierte Ibone Olza, psiquiatra perinatal de la Universidad Autónoma de Madrid, invitada por la U. de Valparaíso.
"La mujer está preparada hormonal y físicamente para tener sus partos por vía vaginal, pero le falta la preparación psicológica".
Francisca Martínez,
académica UV.