Nacimiento de un tiempo nuevo
Esta Navidad tiene una dimensión diferente con la partida de Nelson Mandela, que nos invita a una reflexión. Mandela, un hombre excepcional, capaz de superar la adversidad personal y la de su país, que vivió uno de los mayores flagelos de la humanidad como el apartheid. Sin duda alguna, su experiencia nos tiene hoy mucho que decir.
Su compromiso con la paz y la verdadera reconciliación entre blancos y negros en un país súper dividido, muestra un camino de superación y de victoria, donde en definitiva siempre vencen los caminos de diálogo, de encuentro y no las confrontaciones que dejan sociedades más divididas.
Es cierto que también la madurez humana va permitiendo la generación de mayor conciencia que permite los cambios. Es también muy cierto que siempre hay líderes que están varios pasos más adelante y que naturalmente son incomprendidos por su tiempo.
Es la experiencia de Jesús, sus apóstoles y la de Mandela, cuya vida estuvo a punto de ser sacrificada, pero al final también tuvo una forma de resurrección desde el sufrimiento y el horror de su confinamiento.
Pero, ¿qué nos dice a los chilenos hoy? Nuestro país está pronto a iniciar no solo un nuevo gobierno, sino una nueva etapa de la historia, marcada por la necesaria superación de la brecha social y la desigualdad de oportunidades que vivimos. Ayer fueron muchos los líderes de distinto tipo que nos vinieron señalando que esta era una sociedad inequitativa. A muchos también los crucificamos por eso. Es cierto, han pasado muchas décadas para que lleguemos hoy a un amplio nivel de consenso de que es inevitable y urgente superar esta situación, aun cuando haya sanas diferencias en los caminos para su superación.
Navidad, más allá de las diversas visiones, es una maravillosa fiesta de amor y nos invita a reconocer que la felicidad de un pueblo solo se construye en base a la solidaridad, al respeto mutuo, al diálogo, al esfuerzo y al trabajo, asumiendo los derechos y también los deberes, porque nunca "lo mucho ha costado poco". Generando una sociedad más fraternal, se hace más real el bien común y el compromiso de todos con el destino del país.
El camino de la cristiandad se construyó en base al sacrificio de inocentes que predicaban el amor, incluso con los enemigos, logrando construir una civilización. El camino de reencuentro de Mandela, sin odio ni violencia, permitió una nueva Sudáfrica.
La senda para nuestro país está trazada, es hora que transitemos todos por el mismo camino.
Patricio Young Moreau
Asistente social, magíster en Sociología