Como ya es costumbre, durante la última semana de febrero se realizará el Festival de Viña del Mar. En esta oportunidad, Chile será representado por Rufián Fuego y su canción "Solicitud de Amistad", un pulcro arreglo para orquesta tropical, en este caso Los Balas de Plata. Se trata de una agrupación de siete músicos que acompañará al cantante en el escenario festivalero donde defiende los colores patrios algo que no huele a balada.
"Me siento muy agradecido y orgulloso de representar a Chile en Viña y por supuesto que me gustaría que la Gaviota se quedara acá; el 2013 fue un muy buen año, empecé ganando un lugar en la compilación del Sello Azul y terminé con esta nominación a Viña 2014", señala el cantante.
Sobre lo perecederos que pueden ser los temas ganadores de Viña, el artista reconoce que conspira a ello que vienen muchas canciones en otros idiomas que no perduran en la memoria, así como una tendencia a la balada pop sin mucha personalidad. Además, más que Viña es el mercado el que sentencia a esa corta vida.
La primera aproximación a la música de Matías Radic, nombre civil tras Rufián Fuego, le vino a los ocho años gracias a su abuela que cada día, cuando salía del colegio, lo esperaba para enseñarle a tocar el piano. Luego, el disco de Juan Luis Guerra "Bachata Rosa" lo marcaría a fuego y trazaría el rumbo de un gusto musical que lo tiene desde los 14 años arriba de los escenarios.
Punto aparte en su formación fue su paso por la legendaria "Conchalí Big Band", donde lo llamaron para cantar y "una cosa llevó a otra. Aprendí el repertorio de la Huambaly, los clásicos de la Sonora Palacios, Héctor Lavoe y otros más que me abrieron todo un mundo".
ritmo que permanece
Ante el revival que muestra la cumbia chilena, cree que aunque todo pasa por períodos, este ritmo siempre tiende a permanecer. "Tommy Rey toca todos los fines de semana del año corrido, grupos como Ráfaga o Garras de Amor se presentan muy seguido ante buen público… quizás en el mainstream estaba medio dormido el asunto en términos de composición, pero sí han aparecido bandas con temas que quedarán como clásicos. Piensa, por ejemplo, en Chico Trujillo con "Loca" o el "Callejero" de Juana Fe. Eso es muy bueno porque, con todo el respeto que me merece "La Piragua" o "La Peineta", es de lo más sano que aparezcan nuevos clásicos", señala
"Los Balas de Plata" son un combo bien templado de bronces, percusiones y cuerdas con quienes ya lleva tres años, en los que se han curtido tocando en mil y un eventos de todo tipo: "Matrimonios, bailables, años nuevos, cumpleaños… tenemos 150 temas de un repertorio clásico", enumera Rufián.
otras facetas
Pero este músico también cultiva otras facetas como hacer jingles publicitarios, música para teleseries y música incidental para películas; suya es la que acompaña a la archifamosa "Gloria", por ejemplo, y ahora último compone para "09" una cinta de terror que está produciendo Martín Cárcamo.
"Mi primer encuentro con Lelio fue súper chistoso porque a mí me encanta andar con guayaberas, así como relajado y en este mundo audiovisual parece que es más formal el asunto. Me vio y pensó "qué tiene que ver este tipo como de Hawaii con mi película", así que se espantó un poco de mi pinta pero después encontró buena la propuesta. Después me decía que yo era el Ray Coniff de la trutruca, el Beethoven de la zampoña y me advirtió que si volvemos a trabajar, no me quiere ver si no es con guayabera".
Fascinado por la mecánica del trabajo conjunto con un cineasta, cuenta Radic que tuvo absoluta libertad al momento de componer y el reto de aportar desde la música "funcionó desde lo primero que se me venía a la cabeza al ver una imagen hasta pedidos súper específicos de Lelio como ,por ejemplo, un estándar de jazz bien etéreo, que no sea tan protagónico pero que acompañe a esta conversación, y allí en el fondo el ejercicio es ponerse en la piel del compositor de la época".
Y aunque es bien distinto a lo de Rufián Fuego y su música bailable, le gusta componer para cine, un espacio donde está más condicionado por variables que no maneja y se siente una pieza más de un complicado engranaje.
"Tu misión es tratar de potenciar la idea que el director tiene de su película. Puede que no tenga muy claro en palabras cómo es la música que quiere, pero sí conoce la sensación que quiere despertar. Acá tienes dos trabajos: uno, escarbar en su cabeza para ver qué quiere, y dos, hacer algo que sea bueno y de calidad, que perdure", dice.