Ruidos molestos, un daño ambiental
Un problema de fondo, que afecta a muchos sectores, es la contaminación acústica de diverso origen.
Vecinos del sector poniente de las calles Cuatro y Cinco Norte de Viña del Mar, han expresado su molestia por la contaminación acústica que les afecta, particularmente en horas de la noche. Se quejan, en especial, del alto volumen que se imprime a la amplificación de la música o espectáculos en algunos locales nocturnos del área. A la vez, en ciertos puntos se registran desórdenes que también alteran la tranquilidad y seguridad de esos lugares. Ante esta situación, los residentes se han organizado formulando denuncias y planteando el problema a las autoridades correspondientes.
El problema de fondo, en general, es la proliferación de la contaminación acústica de diverso origen. Pueden ser casos como los mencionados, que se presentan no solo en ese sector, sino también en varios puntos de la ciudad. Pero también están los ruidos molestos que producen algunos vehículos o el estruendo constante asociado a obras de construcción, entre otros orígenes. En todos estos casos se trata de un tema de alteración del medio ambiente que afecta, directamente, la calidad de vida de las personas que ven amagada su tranquilidad, sus horas de reposo, su intimidad y, finalmente, hasta la salud misma.
Es evidente que la existencia de locales nocturnos, con sus permisos vigentes, es una actividad lícita. Sin embargo, su funcionamiento se debe ajustar a normas preventivas, por cierto de seguridad, y, en este caso concreto, de aislación acústica. Muchas veces estos recintos funcionan en inmuebles adaptados. Esta adaptación debe incluir, necesariamente, elementos suficientes de aislación acústica.
Por su parte, la autoridad de medio ambiente debe contar con el instrumental necesario para medir los niveles de contaminación y de ese modo hacer respetar las normas vigentes. Este control debe ser periódico, especialmente en verano, época en la cual el tipo de contaminación denunciada se intensifica. A la vez, el incumplimiento de la normativa del caso tiene que ser acompañada de sanciones disuasivas para evitar la reiteración de estos casos concretos de daño ambiental.
Es perfectamente compatible la actividad comercial de centros nocturnos y la diversión que ellos ofrecen al público con el respeto al medio ambiente y, concretamente, a las personas que residen en los sectores donde esos locales se ubican.