Cuando el reloj marcaba las 16.42 horas y el sol hacía de las suyas en la piel de la prensa que lo esperaba en el aeropuerto de Torquemada, un fuerte sonido de motores avisó lo que todos esperaban: Rod Stewart había cumplido su promesa y llegaba a Viña del Mar para ser uno de los platos fuertes de esta noche, y de la edición del Festival.
Una deuda pendiente que se arrastraba desde el 2002, cuando el británico canceló inesperadamente su actuación, y para salir del paso de uno de los episodios más complejos que ha atravesado la historia del Festival de Viña, la producción del evento puso a Chayanne en dos noches consecutivas.
Hoy el certamen, y los seguidores del cantante, tienen su revancha. El escocés de 69 años llega a la Quinta Vergara en el marco de su gira "Live for life", que para tranquilidad de sus fanáticos viñamarinos, ya ha concretado presentaciones en otros puntos de América Latina.
Arribo tranquilo
En medio de la expectación de los cerca de 30 medios que lo esperaban afuera de la pista de aterrizaje llegó el cantante acompañado de su hija modelo, Rudy Stewart. El británico viajó ayer en la mañana desde Montevideo, luego del exitoso concierto que realizara el martes en el Estadio Centenario de la capital uruguaya.
El músico aterrizó en su jet privado a Concón, y tras unos minutos bajó del avión para hacer los trámites de migración en tierra, a diferencia de lo ocurrido con Ricky Martin que los hizo en la misma nave. Pasados unos 15 minutos, Stewart - que vestía una camisa celeste y una chaqueta color marfil, además de un colgante de cruz de madera en el cuello y su pasaporte y documentos en la mano- subió a una Chevrolet Suburvan negra que lo esperaba para dirigirse a toda velocidad, y con escolta de tres carabineros motorizados hacia el hotel Sheraton Miramar, donde está hospedado en la pieza presidencial hasta su show de hoy.
La voz de "Forever young" anotará así su tercer espectáculo en Chile. El primero, en 1989, se realizó en el Estadio Nacional ante más de 60 mil personas y pasó a la historia como el primer concierto masivo realizado en el país.
La gran apuesta
Pese a los comentarios divididos que genera su actual calidad vocal, el músico llega a Viña en un buen momento de su carrera. Su álbum "Time" fue el más vendido de 2013 en Gran Bretaña, superando en tiendas a bandas como Arctic Monkeys y Bastille. Se trata de su primer número uno desde 1979, año en que el primer volumen de su "Grandes Éxitos" lo puso en el tope de las listas mundiales.
"Time" viene a romper la sequía musical que persiguió a Stewart durante dos décadas, un periodo que el artista ha calificado como "oscuro", logrando subsistir en las estanterías a punta de composiciones ajenas y hasta llegó a publicar un compilado de villancicos.
Durante ese tiempo, su nombre era citado en la prensa principalmente por los escándalos de su hija Kimberly - la más polémica de sus ocho descendientes-; los intentos de su tercera esposa Penny Lancaster por hacerlo dejar atrás los días de desenfreno; o por alguna nueva confesión vinculada a drogas o sexo.
Pero contrario a cualquier pronóstico, demostró que sigue siendo una leyenda de la música con mucho qué decir. El giro lo dio con la autobiografía "Rod", un bestseller internacional publicado en 2012, que fue bien valorado por seguidores y especialistas, y cuyo proceso de escritura lo inspiró en la creación de una docena de nuevas canciones.
El plato fuerte
Comparable a lo que ocurrió con sus amigos Sting y Elton John en ediciones pasadas del Festival de Viña, esta vez en Rod Stewart recae la responsabilidad de ser plato fuerte anglo del evento. De ese modo, se espera que en la misma línea de los espectáculos que ha ofrecido recientemente en Las Vegas, Buenos Aires y Montevideo, realice un repaso por sus principales hits y también por temas de referentes de la música como Cat Stevens, Van Morrison y Etta James.
Sobre el escenario contará con una colosal infraestructura escenográfica, la cual fue reacondicionada según las características de la Quinta Vergara. Además, estará acompañado por diez músicos y tres coristas, sumado a la participación especial que tendrá la Orquesta Filarmónica de Chile.
Siendo fiel a su fanatismo por el fútbol, promete lanzar pelotas autografiadas al público. Para ello solicitó 58 balones de FIFA aprobados para competencias oficiales de la Copa Mundial Brasil 2014. La iniciativa, que se ha transformado en una de las características de sus conciertos, sirvió también para cerrar el show del 2008 en San Carlos de Apoquindo.
Un punto aparte son las peticiones personales. Según develaron medios uruguayos, para su presentación en Montevideo el escocés impuso una larga lista de exigencias, que incluyeron dos limusinas a su entera disposición en caso de querer pasear por la ciudad, un reproductor de CD y casete, distintos tipos de alcohol y bebidas energéticas.