En medio del debate que se ha generado en torno al proyecto de Reforma Tributaria presentado por el Gobierno, el presidente del Directorio de CCU, Andrónico Luksic, manifestó ayer su preocupación por los posibles efectos de dicha iniciativa. Fue durante la junta de accionistas de CCU que el empresario señaló que confía en que los legisladores considerarán en la discusión del proyecto los efectos negativos que podría tener y se mostró dispuesto a exponerles las consecuencias que tendría el proyecto para los empresarios.
El empresario expresó que "respecto a la iniciativa del Ejecutivo confiamos en que nuestros legisladores hagan un profundo estudio, a fin de que puedan considerar los efectos que estimamos negativos en su eventual aplicación".
El presidente de CCU manifestó su disposición a exponerles a los parlamentarios los efectos negativos, que según señaló, podría tener la reforma impositiva. "Estamos desde ya a su disposición con el propósito de manifestarse y darles a conocer los efectos que esos tributos tendrían, a fin de que puedan resolver, con una mejor comprensión, el alcance que dicha reforma generaría para las materias que nos preocupan".
La Reforma Tributaria, que busca recaudar el 3% del PIB, aumenta el impuesto adicional a las bebidas alcohólicas y a las analcohólicas con azúcar. Esto porque, según el Gobierno, no contribuyen a los objetivos de salud pública. En el caso de los impuestos de las bebidas alcohólicas, éstas tendrían componente según el valor en proporción al volumen de alcohol que tengan.
Críticas
Las declaraciones de Andrónico Luksic se suman a las apreensiones que han manifestado diversos actores del empresariado. El presidente del holding Compañía Electro Metalúrgica (Elecmetal), Jaime Claro Valdés, aseguró ayer al diario La Segunda que la reforma "disminuiría los resultados netos y los flujos de caja totales de la empresa. El ritmo acelerado de expansión de las inversiones metalúrgicas probablemente (también) puede ser afectado".
El presidente de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa) Hermann von Mühlenbrock, advirtió el 20 de marzo que "si los proyectos que evalúan las empresas se vuelven poco rentables en Chile por razones de aumento impositivo, sin duda que se llevarán adelante en otro país". En esa instancia, von Mühlenbrock, añadió que "la inversión se financia en gran medida por ahorro doméstico, del cual la gran proporción es provisto por la empresa mediante el mecanismo de reinversión de utilidades. Si eliminamos mecanismos que han resultado ser exitosos sin reemplazarlos con otros de igual o mayor eficiencia, enfrentaremos caídas en los niveles de inversión y por consiguiente del crecimiento y el empleo", dijo, refiriéndose al FUT, que la reforma propone eliminar.
Otra entidad que manifestó sus reservas hacia la reforma fue la Confederación de la Producción y el Comercio. Su presidente, Andrés Santa Cruz, le pidió a los diputados el martes extender el tiempo de discusión del proyecto de ley. "Debido a la magnitud, complejidad y eventuales impactos que conlleva la reforma tributaria, queremos proponer que se tome el debido tiempo de análisis y discusión", dijo Santa Cruz ante la Comisión de Hacienda de la Cámara Baja.
Durante dicha instancia, el líder de los empresarios advirtió que la reforma tendría repercusiones en la inversión y por ende, en el desarrollo del país y en el empleo.
Los productores de vino
Los productores de vinos también manifestaron sus inquietudes respecto de la Reforma Tributaria. El presidente de Vinos de Chile, René Araneda, manifestó el lunes su preocupación sobre el efecto que el proyecto podría tener sobre la industria. "El gravamen específico del vino subiría del 15% al 42%; el Gobierno habla de 15% a 24%, pero se les olvida mencionar la sobretasa que se nos aplicará", afirmó el líder del gremio. Araneda, además, advirtió que los efectos del proyecto también recaerían sobre los trabajadores.