Panorama desolador en los cerros convertidos en ruinas
emergencia. Familias porteñas enfrentan la tragedia, que arrasó por completo poblaciones ubicadas a un costado de fundo Pajonal. Aquí sus testimonios.
El panorama es desolador y cualquier palabra queda corta para describir la tristeza que se vive en los cerros de Valparaíso, tras la catástrofe que carbonizó los sueños de miles de familias porteñas.
En la mañana de ayer ya no quedaban lágrimas, solo resignación para enfrentar lo que se viene. Una dolorosa reconstrucción que nadie sabe cómo se concretará por parte de las autoridades.
Cuerpos carbonizados que se mantienen como N.N., animales desorientados y con graves quemaduras, laderas y colinas arrasadas por completo por la acción del fuego era el escenario que había ayer en los cerros Merced, Las Cañas y La Virgen, a un costado del fundo El Pajonal, uno de los sectores más afectados por la tragedia.
"Aquí somos siete familias y el fuego se llevó todas las casas. No había nada que hacer, con suerte arrancamos con los niños y animales. El resto se perdió todo… ahora solo pensamos en reconstruir", relató resignado Pedro Cuadros (26 años), trabajador de la CCU, quien presenció con impotencia cómo el fuego consumía siete viviendas en las cuales habitaba toda su familia.
El joven reconoció que lo vivido entre las llamas descontroladas "fue peor que una película. Siempre hubo incendios en la parte alta del cerro, pero nunca el fuego había llegado hasta acá abajo", comentó el residente en una de las tantas quebradas del cerro Merced.
Subir entre las escaleras destruidas, escombros desperdigados y enseres chamuscados por el calor no es fácil. Sin embargo los porteños tienen un espíritu especial -tal vez acostumbrados a ser golpeados por las desgracias-, que impulsó a cientos de familias damnificadas a iniciar de inmediato el proceso de remoción de las ruinas.
"El avance del fuego fue demasiado rápido. Comenzó por el fundo Pajonal y hubo que evacuar en minutos. Fue algo terrible, éramos como siete familias que vivíamos aquí y nos quedamos sin nada. Vamos a ver dónde pasaremos las próximas noches. No sabemos qué viene, queremos levantar aquí mismo nuestras casas, no las vamos a dejar", acotó Doris García, otra de las tantas damnificadas.
"El Cerro Merced Alto y Las Cañas desaparecieron por completo, el fuego lo consumió todo....", añadió desconsolada.
perdió sus animales
Con quemaduras en su rostro y sollozando encontramos a Oscar Gallardo (43 años), quien llevaba a su potrillo de 7 meses con su pelaje totalmente chamuscado. El caballar presentaba visibles quemaduras en el hocico, nariz y alrededor de sus ojos, mientras que su amo lloraba de impotencia por la pérdida de gran parte de sus animales. "Se me quemó una yegua y dos burros, los tenía en un corral en El Pajonal", comentó este trabajador del Mercado.
Las lesiones las sufrió en su intento por evitar que el fuego alcanzara a su casa. "Estoy todo quemado, fue terrible, Bomberos quería sacarme pero yo no quería salir para seguir mojando mi casa", relató el poblador.
cuerpos calcinados
Cincuenta metros más arriba, la fatalidad. En una loma de la cancha Las Palmeras, en el cerro Las Cañas, permanecen los restos calcinados de un hombre identificado con las iniciales M.L.. Junto a él fallecieron su tíos, ambos de la tercera edad, de aproximadamente 80 años cada uno. Un par de Carabineros custodia los cuerpos a la espera del Servicio Médico Legal.
El avance entre el cerro reblandecido por el calor y los escombros se hace cada vez más difícil. Apenas metros más arriba, en el Camino 1, los cuerpos de una pareja ancianos que fallecieron calcinados en su hogar son periciados por un equipo de la BH de la PDI. El sitio está acordonado y los vecinos observan sin emitir palabras la cruda escena.
"Los cuerpos están completamente calcinados, no están en condiciones de ser identificados", comenta el jefe de la Brigada de Homicidios de Valparaíso, subprefecto José Ortiz.
Parientes de las víctimas entregan nuevos antecedentes que permitan su pronta identificación. La mujer de 78 años era minusválida y no la podían sacar del inmueble. Su esposo se quedó a su lado sin abandonarla pese al fuego, hasta que encontraron juntos la muerte.
El recorrido se hace interminable en medio de las ruinas. El acceso en vehículos es restringido por parte de las fuerzas policiales y patrullas militares realizan recorridos a objeto de mantener el resguardo de la ciudadanía.
Ante la impotencia de perderlo todo, muchos se niegan a quedarse de brazos cruzados e inician de inmediato la titánica labor de remover los escombros.
Fabiola Villagrán lleva quince años en el cerro Las Cañas. Sentada en los escalones de lo que era su casa, acompañada por sus hijas de 9 y 5 años, observa las labores que realiza su marido en solitario. Solo se aprecian planchas de zinc retorcidas y objetos calcinados.
"Estábamos en la casa, pero todo ocurrió muy rápido. Nunca pensamos que iba a avanzar hasta acá. Mi hijo nos avisó que el fuego se nos venía encima", recordó.
En medio del peligro inminente detalló que "lo único que rescatamos fue la ropa de las niñas y sus cuadernos. Quedamos de brazos cruzados, no salvamos nada".
Fabiola mantiene la mirada fija en las labores que realiza su marido y comenta: "Da rabia porque son 15 años que uno se sacrifica para tener su casa y en segundos se va todo... Hay que volver a empezar ya que nos quedamos sin nada. Esto fue una locura, no había nada que hacer, mi esposo tiraba agua a la casa pero no hubo caso".
El Vergel Alto
Un paisaje desolador. Ni una sola casa de las tomas del Vergel Alto en el Cerro La Cruz quedó en pie, más de 200 personas quedaron en la calle con lo puesto. Con lágrimas en su rostro, Evelyn Rozas relata cómo lo perdió todo en un par de minutos; nunca pensó que las llamas que se iniciaron en el Camino La Pólvora llegarían hasta su vivienda, pero la dirección del viento dijo lo contrario.
"Era terrible, un infierno. Se inició arriba, comenzó a bajar y siguió por una loma lejos, pero el viento trajo las llamas hasta acá y dejó en la calle por lo menos a 200 personas. Todo pasó muy rápido, no alcanzamos a sacar nada, salimos con lo puesto. Yo vivo con mi pareja, mis tres hijos, un nieto y mi madre que está postrada, con la ayuda de vecinos pudimos sacarla en brazos, pero perdimos su colchón antiescaras, la silla de ruedas y el catre clínico que le habían regalado en el consultorio", indicó Evelyn.
Así también le ocurrió a Marcelino Romero, quien alcanzó a sacar un par de cosas que trasladó a casa de su padre, sin embargo las llamas también consumieron la vivienda de su progenitor en Cerro La Cruz. "Saqué unas cosas, algunas las dejé al frente y otras, las que llevé donde mi padre, finalmente las perdí. Lo que más siento son mis herramientas de trabajo, son muy caras y sin ellas quedo con las manos cruzadas".
Totalmente desconsolada, Carolina Vargas, del cerro Las Cañas, relata la pesadilla que vivió durante la noche de este sábado.
El desastre que afectó a ocho cerros de Valparaíso fue comparado con los efectos de una bomba que arrasó y destruyó todo a su paso. "Esto es peor que hubiesen tirado una bomba atómica en todos los cerros, se quemó todo. La gente corría, gritaba y arrancaba; no quedó nada. Esos fierros que usted ve ahí son los pilares de mi hogar; una casa hermosa de dos pisos, que construimos con mucho esfuerzo, el sacrificio de toda una vida".
"No sabemos qué viene, queremos levantar aquí mismo nuestras casas, no las vamos a dejar"
Doris García
Damnificada
"Aquí somos siete familias y el fuego se llevó todas las casas. No había nada que hacer, con suerte arrancamos con los niños y animales"
Pedro Cuadros
Damnificado
"Estoy todo quemado, fue terrible, Bomberos quería sacarme pero yo no quería salir para seguir mojando mi casa"
Oscar Gallardo
Damnificado
"Da rabia porque son 15 años que uno se sacrifica para tener su casa y en segundos se va todo... Hay que volver a empezar"
Fabiola Villagrán
Damnificada
el drama motivó la ayuda espontánea de los porteños
Agua embotellada y alimentos no perecibles comenzaron a llevar desde las primeras horas de ayer cientos de porteños que se sintieron conmovidos por el dolor y la tragedia que afecta a sus coterráneos.
Acceso restringido existe hacia la zona cero de la tragedia, motivo por el cual muchos optaron por subir las empinadas escaleras para trasladar la ayuda, sin importarles el calor, el peso o la distancia.
"Era terrible, un infierno. Se inició arriba, comenzó a bajar y siguió por una loma lejos, pero el viento trajo las llamas y dejó en la calle por lo menos a 200 personas".
Evelyn Rozas
Damnificada
Los damnificados criticaron la escasa presencia de funcionarios de los servicios públicos a objeto de catastrar las pérdidas y canalizar la ayuda para las víctimas. Muchos optaron por pasar la primera noche en casa de familiares.