Viviendas en riesgo en Viña del Mar
Hay estudios que indican peligro, además, en Valparaíso, San Antonio, Quilpué y Villa Alemana.
El trabajo de dos tesistas de la Universidad Católica de Valparaíso, tutoreado por destacados académicos de esa casa de estudios superiores, consigna que 44 mil viviendas de Viña del Mar están expuestas a riesgo de incendio. El peligro correspondería a un 31% de los terrenos poblados de la comuna.
Por otra parte, un estudio de la Corporación Nacional Forestal (Conaf) advierte que 29 comunas del país están expuestas a la amenaza de que incendios forestales alcancen áreas pobladas. En cuanto a la Región, el informe incluye, además de Valparaíso, a Viña del Mar, Quilpué, Villa Alemana y San Antonio.
Los trabajos señalados, anteriores a la tragedia de Valparaíso, llaman claramente a definir los factores puntuales que conforman el riesgo. Es un hecho que la presencia de vegetación cerca de las poblaciones es peligrosa, por lo tanto la urgencia está en aislar o eliminar esos elementos forestales, todos potencialmente combustibles.
Por otra parte, la autoridad debe impedir la radicación de viviendas en aquellos lugar como las quebradas donde la prevención es muy compleja, pues a la vegetación, incluso cuando está controlada, se suman condiciones topográficas que facilitan corrientes de aire que permiten la propagación del fuego.
Si bien es cierto el mayor riesgo es para las viviendas irregulares ubicadas en campamentos o "tomas", también están en peligro construcciones habitacionales formales, como ha quedado demostrado en el incendio de Valparaíso y en el que afectó hace décadas a la población Gómez Carreño de Viña del Mar. Hay entonces que considerar los diseños de construcción y los materiales utilizados, además de la ubicación de los inmuebles.
Junto a lo anterior, procede analizar el tema de los medios para combatir los siniestros, como ubicación de los cuarteles bomberiles, capacitación de personal y estado de las redes de suministro de agua para los grifos. En este escenario riesgoso es ineludible una permanente coordinación entre Bomberos, Onemi, Conaf, policías, servicios de salud y organizaciones sociales de cada sector, con el fin de estudiar estrategias defensivas y, a la vez, eliminar focos de peligro cercanos a las poblaciones.
Es cierto que tras estos siniestros que dañan personas y bienes, hay problemas económicos y responsabilidades públicas y privadas, pero también es cierto que a partir de las dramáticas experiencias pasadas y recientes es posible avanzar mucho en la prevención.