Un número de 2.172 edificaciones dañadas, 1.971 de las cuales corresponden a viviendas, es el resultado del catastro realizado por profesionales del Colegio de Arquitectos, Foco Consultores y la escuelas de arquitectura de la PUCV, Andrés Bello y la UVM, en relación a las consecuencias del incendio que afectó a siete cerros de Valparaíso hace poco más de una semana.
Pero además de las cifras duras, el estudio da cuenta de una serie de precariedades que tenía el sector antes de la tragedia, como por ejemplo el escaso número de infraestructura de apoyo vecinal y la debilidad de algunos materiales utilizados para construir.
"De hecho, solo un tercio de los inmuebles estaba en perfecto estado antes de la tragedia, el resto presentaba algún tipo de daño", comentó el presidente del Colegio de Arquitectos de Valparaíso, Sótero Apablaza.
Al hacer un diagnóstico de la situación, el profesional advierte que la ciudad crece sin límite hacia la parte alta donde ha existido una discriminación social y económica que se traduce en campamentos.
"Ellos han conquistado esos lugares para vivir porque el Estado les ha negado el derecho a la vivienda porque son gente pobre. En varios lugares del mundo en las partes altas con vistas espectaculares vive la gente más rica, acá no porque para arriba no está el equipamiento suficiente, no hay agua potable ni alcantarillado, ni tampoco grifos", manifiesta Apablaza.
VULNERABILIDADES
Uno de los aspectos a analizar que dejó el siniestro apunta a las debilidades de la ciudad en cuanto a su planificación.
"El poblamiento ilegal es solo un ingrediente, pero hay muchas más viviendas consolidadas que se quemaron. Hay que tener una mejor planificación... por ejemplo, el mejor barrio de Las Condes también se hubiera quemado en el incendio", manifestó el director de Foco Consultores, Daniel Sepúlveda, quien señala que "no hay mecanismos concretos y reales para poder hacer los cambios que se necesitan".
Sepúlveda advierte que el Estado tiene que revisar su institucionalidad en materia de planificación desde los principios básicos para evitar que estas catástrofes se repitan. "Desde 1985 el Estado se ha limitado a la labor de regular y hoy el desarrollo de las ciudades y el territorio se realiza con la iniciativa que toman los agentes privados".
"Los llamados instrumentos de planificación territorial son regulatorios, obviamente que detrás de eso hay una visión de futuro, pero que siempre está limitada a llevarla cabo porque solo tiene posibilidades de regular, es decir, poner el piso de lo aceptable y no el de lo deseable", manifiesta el profesional.
Otro de los puntos débiles se manifiesta en la nula planificación de carácter ambiental, lo que también se traduce en factores de riesgo. Junto con ello existen otras carencias que tienen relación con las vías de acceso. "Los cerros de Valparaíso tienen una carencia importante de infraestructura vial, los cerros no están conectados y eso constituye un riesgo. Valparaíso necesita aumentar su estructura vial y eso es complicado, toma tiempo y es caro porque no se trata de una ciudad plana".
las quebradas
Uno de los capítulos del estudio se refiere a las quebradas y a la viabilidad de albergar inmuebles para uso habitacional.
"La geomorfología de Valparaíso es de montes y quebradas. Esas son habitables en la medida que se hace un buen trabajo urbano en ellas como ejemplos históricos tenemos a Carampangue, Urriola, San Francisco y Tomás Ramos. Casi todas las quebradas se han abovedado y se han constituido en nuevas calles", subraya Apablaza.
El titular del Colegio de Arquitectos de Valparaíso señala que en la parte alta también se puede hacer una planificación interesante. "En las quebradas nacientes también se pueden hacer tratamientos importantes, pero no así viviendas, pero sí otras construcciones como auditorios que además de ser centros deportivos y culturales en una emergencia, son verdaderos cortafuegos de la ciudad".
El profesional recalca que las quebradas forman parte de la vida urbana de Valparaíso, "pero hay que hacer un tratamiento bueno y con participación de la gente".
Por último, también se muestra preocupado por una eventual proliferación de las construcciones en altura sin que se estudie a fondo el uso de suelo y se muestra cauto respecto a las causas del siniestro. "No creo el cuento de que los pajaritos lo iniciaron, los organismos especializados tienen que revisar eso, pero es sospechoso que de repente se produce una modificación a través del Premval, hay zonas de extensión urbana y se producen incendios en los bosques aledaños".
años claves
1930 Fueron introducidas en el entorno de la ciudad especies foráneas altamente combustibles, como el eucalipto.
1985 La Política Nacional de Desarrollo Urbano de ese año limitó la intervención del Estado en el área.