Colombianos votarán el domingo en una cerrada elección presidencial
comicios. Juan Manuel Santos busca su reelección ante el candidato Óscar Iván Zuluaga.
efe
Colombia votará este domingo en una cerrada elección presidencial salpicada por escándalos entre dos propuestas opuestas para acabar con una de las mayores asignaturas pendientes del país: el largo y sangriento conflicto con la guerrilla.
Los dos principales candidatos, el presidente Juan Manuel Santos que busca su reelección y su rival Óscar Iván Zuluaga, llegan tan igualados en las preferencias que todo indica que van a tener que dirimir la presidencia en un balotaje.
Santos, de centroderecha, y Zuluaga, aún más a la derecha del mandatario en el espectro ideológico, fueron ministros del mismo gabinete años atrás y coinciden en sus ideas de libre mercado y apertura económica.
Pero tienen profundas diferencias sobre cómo acabar con un conflicto interno de medio siglo con las izquierdistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que ha dejado más de 200.000 muertos y millones de desplazados.
Santos, de 62 años, ha apostado todas sus fichas electorales a las negociaciones de paz que mantienen las dos partes en Cuba desde hace más de un año y medio. Hasta ahora solo han logrado un puñado de acuerdos, pero el presidente ha dicho que sin él probablemente el proceso naufrague.
Zuluaga, delfín político del expresidente Álvaro Uribe, ha ganado terreno capitalizando la desconfianza de miles de ciudadanos sobre la voluntad de la guerrilla de dejar las armas.
El candidato promete mano dura con las FARC y ha amenazado con acabar con las negociaciones si llega al poder, con el argumento de que los rebeldes no deben recibir concesiones como la posibilidad de ser congresistas.
La carrera electoral ganó virulencia hacia el fin de la campaña con acusaciones de espionaje y corrupción entre Santos y Zuluaga, que tuvo un vertiginoso impulso en las encuestas que le permitió alcanzar al mandatario e incluso superarlo en algunos sondeos.
Pero un escándalo sobre los supuestos vínculos de su campaña con un hacker acusado de interceptar comunicaciones para sabotear el proceso de paz entre el Gobierno y las FARC, podría perjudicar su imagen y restarle apoyo entre los electores.
Santos también fue salpicado por acusaciones de que la campaña que lo llevó a la presidencia en el 2010 utilizó dinero del narcotráfico a través de uno de sus asesores. Los dos negaron las acusaciones que pusieron al rojo vivo la campaña.
200