Estados Unidos insistió ayer en su mensaje de unidad al primer ministro iraquí, el chií Nuri al Maliki, mientras avanza en su estrategia para el envío a Irak de asesores militares que ayuden a repeler la ofensiva de los radicales suníes.
El portavoz del Pentágono, el contraalmirante John Kirby, informó que dos equipos empezarán a evaluar la situación del área del conflicto y el nivel de cohesión del Ejército iraquí, con el fin de determinar las condiciones de seguridad para el envío de más asesores militares.
Los integrantes de esos dos equipos serán desplazados desde la embajada estadounidense en Bagdad (donde en la actualidad se acuartelan casi 400 militares) y, posteriormente, entre tres y cinco equipos de asesoramiento volarán a Irak a partir de la próxima semana.
Kirby fue enfático al asegurar que 'esto no es una ocupación o una invasión'.
La misión de esos equipos estadounidenses será evaluar y asesorar a las fuerzas de seguridad iraquíes para reforzar su capacidad, para lo cual se distribuirán en pequeños grupos, de una docena aproximadamente, que operarán con militares de esa nación asiática desde 'nivel de cuartel general, hasta el de brigada' principalmente en el norte de Irak, Bagdad y sus alrededores.
'Tenemos que hacernos primero una idea de qué nos espera (...) esta aún no es la fase de marcación de objetivos, primero tenemos que obtener información para tener una mejor idea del teatro de operaciones', explicó Kirby.
El Gobierno estadounidense repitió, asimismo, el llamado a la unidad a los líderes iraquíes para afrontar esta crisis así como la 'urgencia' de la formación de Gobierno inclusivo, tras las elecciones del pasado 30 de abril, que tenga en cuenta a chiíes, suníes y kurdos.
Ayer en la noche los presidentes de Francia y EE.UU., François Hollande y Barack Obama subrayaron la necesidad de instaurar 'un gobierno de unión nacional' en Irak tras una entrevista telefónica entre ambos mandatarios.