Llegó la hora del sentido común
El año 2014 anota importantes caídas en la inversión y el consumo, el deterioro en las oportunidades de empleo y el alza de precios. Todo indica que será probablemente el peor resultado para la economía chilena en 30 años descontando los años de crisis internacionales, como 1999 y 2009, con un 1,8% de crecimiento.
En varias áreas, el año presenta el peor momento para la economía de las últimas décadas. Lamentablemente la autoridad ha mostrado en este aspecto un débil manejo político y en su relación con emprendedores e inversionistas. Por otro lado sus recientes declaraciones en un foro del FMI en Santiago llaman a la preocupación, cuando señala que "estamos siendo un caso de estudio en términos de cómo es posible compatibilizar crecimiento con avanzar en desarrollo social más inclusivo". A esto se suma que prácticamente desde el principio del mandato, se ha mantenido abierto el conflicto al interior del oficialismo que se ha expresado tanto en las divergencias por el contenido de las reformas unos con retroexcavadora y otros con gradualidad, como en la dificultad para ordenar la aprobación de la agenda legislativa y en las constantes recriminaciones a la conducción política e incluso al liderazgo presidencial.
El conglomerado da cuenta de la ausencia de un proyecto compartido y la convivencia de visiones excluyentes en materias de envergadura para Chile. Ya se habla de cambio de gabinete pero de que sirve sino hay cambio de actitud y de proyectos que concuerden con el sentido común de los chilenos.
Nadie puede estar contento con la permanente baja en las encuestas del gobierno, más bien despiertan preocupación en quienes somos de oposición, en Renovación Nacional nos hemos puesto una vez más a disposición del gobierno para llegar a acuerdo en las reformas propuestas pero se abusa de la mayoría parlamentaria sin mediar consecuencias. De ser aprobarlas sin el consenso y aporte de quienes estamos en minoría en el congreso pero sin duda en mayoría en la oposición social solo encontrarán más rechazo ciudadano, y la incertidumbre y temor que estas han generado profundizarán el mal momento que el país está viviendo. Sin duda el gobierno no necesita más retroexcavadora sino una mezcladora para incluir a todos los chilenos y no solo a los que piensan como ellos.
Frank Sauerbaum,