Los resultados de la Prueba de Selección Universitaria (PSU) conocidos el fin de semana pasado permiten muchas lecturas. Algunas de ellas simples, que se dan a primera vista, y otras de mayor complejidad que tocan a todo el sistema.
Resalta, en primer lugar, que los mejores resultados corresponden a los alumnos de establecimientos particulares pagados. En contraste, la educación pública presenta su debilidad, como los demuestra un estudio de la Universidad Católica de Valparaíso en 201 colegios municipales y particulares subvencionados. El trabajo establece que ninguno de sus alumnos logró el mínimo de 475 puntos exigidos para postular a algunas de las 25 universidades tradicionales.
En otro análisis destaca el resultado de los 25 liceos emblemáticos, donde se focalizaron mayores recursos humanos y materiales, con el Instituto Nacional en primer lugar con 22 puntajes nacionales. Promediaron esos establecimientos 552 puntos. Entre ellos se encuentra el tradicional Liceo Eduardo de la Barra de Valparaíso. En esos planteles públicos hubo, junto a potenciamiento, selección, lo que, de acuerdo a la reforma en trámite parlamentario, desaparecería.
Otro factor que se hace presente con fuerza en los resultados de la PSU es el ingreso familiar. A ingresos más bajos, puntajes más bajos. A entradas más altas, puntajes más altos. Ello en una lectura simple, pues siempre aparecen casos de esfuerzo donde la condicionante económica no es determinante.
La información que entrega esta última PSU es valiosa, pero no absoluta, son números tras los cuales hay personas. Esos datos aportarán al debate parlamentario actual, que debe evitar prejuicios y consignas refundacionales que terminan dañando los evidentes avances logrados en el desarrollo educacional.
Por otra parte, el gran tema frente a esta prueba y otras de medición escolar es hasta qué punto condicionan e instrumentalizan todo el proceso docente dejando de lado una efectiva y consistente formación de calidad.
Pero en lo puntual, en lo urgente, está en marcha el proceso de admisión a la educación superior y los jóvenes y sus familias deben tomar decisiones trascendentales para el futuro, que implican sacrificios económicos, cambios de residencia y, también, fracasos y frustraciones.
Valparaíso, gran centro universitario nacional, entrega múltiples oportunidades y sus casas de estudio amplia información. Es fundamental valorar esa información con realismo, atendiendo a la vez a la vocación, al consejo familiar; y al tomar una decisión, asumir el compromiso que significa iniciar una nueva ruta en la vida, considerando además que la universidad no es el único camino.