Nerviosismo ante años electorales
El diputado socialista por el Distrito 10 Christian Urízar ha expresado su molestia ante la actitud de ciertos funcionarios de gobierno que supuestamente actúan movidos por intereses electorales propios. Así lo he hecho presente públicamente, lo cual ha sorprendido a su correligionario el intendente regional Ricardo Bravo, de quien dependen los funcionarios de designación política de la zona, entre ellos gobernadores provinciales y seremis.
Las críticas del parlamentario apuntan en concreto a posibles postulantes a la elección municipal del 30 de octubre del próximo año, que será precedida por primarias legales el día 12 de junio del mismo año. Urízar señala que hay personeros de Gobierno "demasiado preocupados por la representatividad de sus partidos" en las señaladas elecciones y denuncia que ciertos funcionarios debido a ello "no cumplirían a cabalidad con sus funciones".
Dentro de este cuadro podría aparecer entre los imputados el actual gobernador de Valparaíso, Omar Jara, militante DC, quien en declaraciones a este Diario ha expresado su interés en postular a la alcaldía de Valparaíso, donde también es precandidato su camarada y presidente comunal de la falange, Marcelo Barraza.
Ante estos cargos el intendente Bravo puntualiza que los funcionarios de su dependencia están dedicados a sus responsabilidades oficiales, recalcando que "más allá de que todos tengan derecho a expresar su voluntad, no toleraremos que se haga campaña con recursos del Gobierno".
Esa posición está en una línea correcta, pero, por otro lado, es inevitable que ciertos funcionarios de designación oficial tengan presencia pública como parte de su tarea. Es el caso concreto del gobernador Jara. Si no lo hiciera, si no se reuniera con dirigentes sociales, o si no estuviera presente en situaciones de emergencia, también sería criticado. Su labor, como la de otros funcionarios, va asociada a una inevitable presencia mediática.
El tema de fondo es el interés por la alcaldía porteña. Valparaíso, para bien o para mal, es una ciudad protagónica; no es la más poblada ni la más rica comuna del país, pero fuera de toda duda, es un ícono nacional.
Así, dentro del cuadro político, la alcaldía porteña puede ser una pesada cruz, pero muchos se interesan en cargarla. Y ello significa múltiples aspiraciones dentro de las mismas agrupaciones políticas. Calma es la receta ante el nerviosismo. Se aproximan años electorales y lo que el país, las ciudades y sus ciudadanos buscan es desarrollo y trabajo en un clima de armonía.