Un grupo de académicos y científicos trabaja en Valparaíso para generar fármacos capaces de inhibir fuertes dolores corporales. Los doctores Francisco Bezanilla, profesor de la Universidad de Chicago, y Ramón Latorre, director del Centro Interdisciplinario de Neurociencia, de la Universidad de Valparaíso (CINV), lideran este trabajo que usa uno de los recursos más abundantes en las costas de la Región: la jibia.
En este calamar gigante, los investigadores están abocados a estudiar los axones de esta especie -aquellas prolongaciones de las neuronas que se conectan con el sistema nervioso- y que, debido a su gran tamaño, hacen posible comprender cómo funciona el impulso nervioso y los procesos eléctricos, comunes a todos los seres vivos.
El dr. Latorre, Premio Nacional de Ciencias, explica que durante la visita del Dr. Bezanilla, se dedicarán a colectar nervios ópticos de jibia y a estudiar estructuras de las proteínas que median la conducción nerviosa, conocimiento que le permitirá, a otros expertos, poder avanzar en la compresión y manejo clínico de problemas como el dolor corporal, o bien, de patologías como la epilepsia o la hipertensión.
"Lo que haremos, es tratar de aislar y cristalizar una proteína que está en la membrana de todos los nervios, llamada canal de sodio, y que es la encargada de transmitir las señales eléctricas a través de todo nuestro sistema nervioso. En estos momentos estamos tratando de determinar la estructura de ese canal, lo que a futuro tendrá utilidad en el plano médico", comenta. En tanto, el Dr. Francisco Bezanilla, Doctor Honoris Causa de la U. de Valparaíso y miembro de la Academia de Ciencias de los EE.UU, indica que seguirán utilizando el axón gigante de la jibia "para explorar algunos estados intermedios del ciclo de la bomba de Sodio/Potasio", una proteína presente en todas la membranas celulares, que ayuda al mantenimiento de señales eléctricas.
Manejo del dolor
Según explica el Dr. Latorre, "el dolor" es uno de los problemas más serios que actualmente existen en la medicina: "Cuando hay cáncer, muchas personas mueren a causa de estos fuertes malestares, y no precisamente producto de la enfermedad. Por tanto, si sabemos la estructura y función de ese canal de sodio, vamos a tener mayores facilidades para producir fármacos que lo inhiban, contribuyendo al manejo del dolor".
El director de CINV también comenta que los canales de sodio están involucrados en la hipertensión, enfermedad caracterizada por un incremento continuo de la presión sanguínea. "Algunas fallas en esas proteínas -los canales de sodio- pueden conducir a esta patología. Por esta razón, entender cómo funcionan estas estructuras puede ser de gran ayuda para éste y otros problemas de salud".
Al respecto, hay otra línea de investigación llevada a cabo por el Dr. Bezanilla, el Dr. Latorre, y el científico joven del CINV, Juan Pablo Castillo -junto a investigadores de la Universidad de Chicago-, que aborda el estudio de unos canales de potasio llamados Big K. "Estos canales son muy importantes para el control de la presión arterial y la contracción de las arteriolas", señala Bezanilla.
La jibia de Humboldt, calamar que puede llegar a medir dos metros con sus tentáculos estirados, constituye un motor de la biofísica chilena, desde que hace unos cincuenta años, investigadores nacionales y de otros países, han llegado hasta las costas de la Quinta Región para estudiar sus axones gigantes.
"Cuando hay cáncer, muchas personas mueren a causa de estos fuertes malestares, y no precisamente producto de la enfermedad".
Camino a Concón, se encuentra el laboratorio de Montemar, faro de la ciencia y del estudio sobre bioelectricidad en Chile, con más de cincuenta años dedicado a la exploración de la jibia y sus mecanismos eléctricos. Situado frente a la Facultad de Ciencias del Mar, de la U. de Valparaíso, este espacio -de la U. de Chile- , ha sido rescatado por el Centro Interdisciplinario de Neurociencia, CINV, de la mano de su director. Gracias a este esfuerzo, el trabajo con jibias se sigue realizando año tras año. Montemar fue fundado en los años 60' por Mario Luxoro -primer biofísico chileno y Premio Nacional de Ciencias-, época en la que también participaron activamente el Dr. Ramón Latorre, Dr. Francisco Bezanilla y la Dra. Cecilia Hidalgo, otra Premio Nacional en Ciencias Naturales.