Comienzan las celebraciones por los 70 años del Nobel de Gabriela Mistral
Literatura. Con la lectura de uno de sus poemas en el día de su natalicio se inició el programa de actividades.
A pesar de que el nombre de Gabriela Mistral tiene una fuerte raigambre en nuestro país, puesto que se le recuerda con un museo en su ciudad natal, calles, recintos educacionales y hasta un centro cultural, lo cierto es que su figura pocas veces ha sido reconocida de manera oficial. Tanto así que Doris Dana, la albacea de la obra de la poetisa, se negaba a enviar el material que estaba en sus manos a Chile mientras su trabajo no fuera reconocido como corresponde en el país, lo que mantuvo hasta su muerte en 2007.
El acto principal se desarrolló en la estación Baquedano del Metro de Santiago, hasta donde llegó la ministra de Cultura, Claudia Barattini a, a leer los versos. "Gabriela Mistral fue una mujer adelantada y creo que miró a este país en profundidad y tiene mucho que decirnos, también en momentos difíciles como los que estamos viviendo hoy. Fue una mujer que analizó la realidad de Chile, que se ocupó de la educación y es muy importante en estos tiempos, cuando estamos empeñados en un cambio cultural tan poderoso como es reformar la escuela y la experiencia educativa de nuestros niños y niñas", aseguró.
La actividad -que también tuvo eco en la región con la lectura del mismo poema por parte del intendente Ricardo Bravo antes de empezar su cuenta pública y en el Liceo Marítimo, a cargo de Juan Cameron- también fue la encargada de inaugurar un cronograma de eventos destinados a conmemorar los 70 años desde que Gabriela Mistral recibiera el Premio Nobel de Literatura, programa a cargo del Plan Nacional de Lectura, del Consejo Nacional del Libro y la Lectura.
LEJOS DE CHILE
Nacida el 7 de abril de 1889, la profesora por vocación y oficio, y cónsul en varios países, había publicado en una multiplicidad de revistas sus poemas e incluso había aparecido en algunas antologías realizadas en Chile. Y a pesar de haber ganado los Juegos Florales en 1914, hasta ocho años después no tenía ningún libro a su haber.
Fue el Instituto de las Españas de Nueva York el que decidió publicar el primer poemario de la autora. Todo comenzó con una conferencia dictada por Federico de Onís, quien eligió la poesía de Gabriela Mistral como tema de la clase que dictó en la institución. Cuando los asistentes a esta trataron de conseguir sus libros se dieron cuenta que no existía ninguno.
En este contexto fue lanzado "Desolación" (1922), que recoge versos escritos en los últimos 10 años por la escritora, y que apareció en Chile recién al año siguiente con un tiraje de 20 mil ejemplares y recibiendo críticas dispares. Sería un ejemplo de la desidia del país por la poetisa, pues mientras aparecía tímidamente este libro, en México se inauguraba una estatua de su persona y se publicaba "Lectura para mujeres"; mientras que en España debutaba en la antología "Las mejores poesías".
Fue en la capital europea donde editó "Ternura" (1924) bajo el sello Saturnino Callejas. Este es el texto donde hace más patente su amor por los niños y la educación, ya que incluye una sección dedicada completamente a ellos con canciones de cunas, rondas infantiles y jugarretas.
Estos no solo estaban destinados a entretener y educar a niños, sino que también eran un llamado a los adultos respecto de su responsabilidad ante la situación de los pequeños, especialmente los que vivían en las calles. Ella misma reveló que fue su libro más querido, uno que dejó huella en toda su obra, por lo que el mismo año que ganó el Nobel decidió reorganizar "Ternura".
Su tercera obra, "Tala" (1938) , tampoco sería editado en Chile, sino en Buenos Aires gracias al sello Sur. Este tiene la particularidad de reunir poemas suyos publicados en revistas y periódicos dispersos en América y Europa.
RECONOCIMIENTO MUNDIAL
Fue por esa época que círculos literarios de distintos países comenzaron a promover a Gabriela Mistral para el Premio Nobel de Literatura. El Presidente Pedro Aguirre Cerda y la escritora ecuatoriana Adelaida Velasco Galdós se mostraron interesados en respaldar su candidatura a través de la traducción de sus obras.
La Academia Sueca decidió entregarle el galardón en 1945 por "su obra lírica que, inspirada en poderosas emociones, ha convertido su nombre en un símbolo de las aspiraciones idealistas de todo el mundo latinoamericano". Se convirtió así en la primera mujer latinoamericana en recibirlo, siendo la única hasta ahora.
El reconocimiento -el más importante de las letras a nivel mundial- nuevamente demostró que en Chile su trabajo era poco valorado: recién seis años más tarde recibió el Premio Nacional de Literatura, tras ya haber sido galardonada por la Asociación Bibliográfica y Cultural de Cuba con la Medalla Enrique José Varona (1945); condecorada en Francia con la Legion d'honneur; y recibir el grado de Doctor Honoris Causa de la Universidad de Florencia, entre otros muchos reconocimientos.
Sin embargo, el galardón le permitió por primera vez editar un libro en su país natal: "Lagar" (1954), por la Editorial Pacífico. Ese mismo año, además, Gabriela Mistral viajaría a Chile con rango de invitada oficial del Gobierno, encabezado por Carlos Ibáñez del Campo.
En el país por primera vez se le rendían honores como correspondía: su auto descubierto era escoltado por patrullas de carabineros seguidas de huasos a caballo y escolares destacados de diferentes colegios portando banderas. En su trayecto, Gabriela Mistral pasó por un arco de triunfo hecho con flores frescas, mientras que en la tarde fue a La Moneda y al día siguiente recibió el título Doctor Honoris causa de la Universidad de Chile.
Sin embargo, su destino estaba fuera del país, y al poco tiempo volvió a Nueva York, donde trabaja como cónsul desde 1953. Este cargo lo consiguió para poder compartir con Doris Dana, a quien había conocido en 1946 y había contratado como su secretaria personal. Fue ella quien se encargó de hacer un minucioso registro de cada conversación que tenía con la poeta y de guardar unas 250 cartas y miles de ensayos literarios, poemas inéditos, manuscritos y fotos que hoy constituyen el más importante legado mistraliano, el cual fue donado por su sobrina, Doris Atkinson, al Gobierno de Chile tras su muerte.
Doris Dana quedó a cargo de este legado tras la muerte de la poetisa el 10 de enero de 1957. Nueve días después, sus restos llegaron a Chile siendo velados en la casa central de la Universidad de Chile y enterrada en el Cementerio General. Tres años más tarde se cumpliría su deseo de descansar en Montegrande, donde pasó los años más felices de su infancia.
De manera póstuma aparecieron libros que reunieron parte de sus prosas, rondas, cantos, oraciones y poemas, como "Motivos de San Francisco" (1965), "Poema de Chile" (1967) y "Lagar II" (1991). Este último, casi coincidió con las celebraciones de su centenario, donde Chile se volcó a conmemorarla, tal como ocurrirá este 2015.
"Gabriela Mistral fue una mujer adelantada y creo que miró a este país en profundidad y tiene mucho que decirnos"