En medio de un clima de explicaciones, desconfianzas, justificaciones y hasta ocultamiento, es positivo cuando la autoridad reconoce falencias y, ejerciendo sus facultades, pone en marcha iniciativas para resolver los problemas.
Tal es el caso de las medidas anunciadas por la Municipalidad de Viña del Mar, tanto por su alcaldesa Virginia Reginato como por el cuerpo de concejales.
Se reconoce la existencia de problemas y aparece el ánimo de acometerlos. Y esa es una tarea conjunta de la alcaldía, de los concejales, de los funcionarios municipales y, muy importante, de los vecinos y sus organizaciones.
Los problemas de Viña del Mar en buena medida han sido planteados e identificados a través de comentarios periodísticos y de diversas opiniones acogidas especialmente por este Diario. Y esas demandas, que desde hace tiempo flotan en la ciudadanía, están siendo escuchadas, pues, así lo reconoce la autoridad, corresponden a una realidad. Habría que agregar que en las posiciones críticas no hay un fondo político, sino que un interés por mantener los valores de la ciudad, evitando que el crecimiento termine ahogándolos.
Hay problemas en lo inmediato que serán abordados y sobre los cuales es conveniente hacer un diagnóstico y además un seguimiento de las medidas de mitigación que se apliquen.
Paralelamente, es necesario trabajar en políticas urbanas estructurales, pues, como acertadamente lo reconoce la alcaldesa Reginato, los vecinos "exigen a la Municipalidad participar y conocer la visión futura de su estrategia de desarrollo, sus regulaciones e instrumentos de planificación". En suma, lo hemos señalado en otros comentarios, hay que definir "la ciudad que queremos". Y, por cierto, la ciudad que queremos para todos.
Es fundamental, además, transparencia en la gestión y rigor en la defensa de los intereses de la ciudad. En el caso concreto del inexcusable retraso en las obras de los estacionamientos subterráneos, es procedente preguntar si faltaron apremios contractuales para el cumplimiento de los plazos. Es solo un caso, grave, es cierto, que debe dejar lecciones en obras pendientes que comprometen recursos públicos y afectan la calidad de vida general de la ciudad. Así como se debe destacar la defensa encabezada por la alcaldesa Virginia Reginato respecto a la propiedad y recursos que entrega la sala de juegos a las arcas de la comuna a raíz del debate de la nueva Ley de Casinos.
Lo importante es que se advierte un ánimo de rectificación y trabajo, escuchando, como debe ser política permanente, a la comunidad. Y esa misma comunidad espera que este ánimo se mantenga en el tiempo, evitando la autocomplacencia.