La Bienal y lo permanente
Durante 10 intensos días la ciudad de Valparaíso volvió a ser el centro de la creación y discusión sobre "El País que Queremos". Con ese lema, la XIX Bienal de Arquitectura y Urbanismo, a cargo del Colegio de Arquitectos de Chile, logró lo que parecía imposible, atraer a más de 30 mil personas de todas las regiones a un emblemático cerro porteño. Sin lugar a dudas, esta actividad gravitante vuelve a posicionar a Valparaíso dentro del mapa de las ciudades de luz; faro de conocimiento, innovación y producción intelectual.
La Bienal dejó en Valparaíso un preciado regalo. Los estudiantes y académicos del país que visitaron y vibraron con los foros, debates, muestras y charlas magistrales, observaron de Valparaíso tanto su fragilidad como sus virtudes, comprendiendo por qué es una ciudad tensionada por visiones y modelos que se contraponen en algunos casos y aúnan en otros. Es decir, se abrió el camino para sincerar la mirada del Valparaíso que queremos.
Por ello, felicitar al Colegio de Arquitectos de Chile por la determinación de realizar la Bienal en una ciudad como Valparaíso, su extensa y detallada programación marcada por la diversidad de temáticas, como a su vez los espacios para debatir sobre los actuales y futuros acontecimientos decidores en nuestras ciudades.
Aprovecho también de resaltar la labor del Colegio de Arquitectos de Valparaíso por su organización de sentido local en esta Bienal. Quizás por esto uno podría concordar que este gremio ha dado que hablar en el último tiempo. En un momento sus opiniones algo incomprendidas sobre cómo se estaba desarrollando la ciudad, pareciera que le han hecho sentido común a muchos porteños. Es cosa de mirar la fuerza con que se ha debatido sobre el patrimonio, los barrios deteriorados, la preocupación de la ciudadanía en torno a parques y áreas verdes, por nombrar algunos. Esta suerte de sintonía los hace distintos. Han oxigenando el debate en un marco de experiencia y conocimientos. Hay un amplio consenso que el Colegio de Arquitectos se ha transformado en un actor relevante. Por tanto, sus propuestas y recomendaciones debiesen ser tomadas en consideración de forma permanente.
Finalmente, decir que la Bienal fue una fiesta ciudadana, abierta y amplia, la cual permitió conocer y discutir sobre la arquitectura y en especial el urbanismo, ya que la forma de nuestras ciudades y la manera en que vivimos es reflejo de lo que pensamos y como actuamos en ellas. Estos párrafos sobre la Bienal buscan compartir sobre lo que nos deja, sus lecciones. Ese fue el regalo, por cierto.
Mauricio Candia Llancas