La ciudad de Quillota vivirá hoy una jornada especial. San Luis recibe a Lota Schwager (18:00 horas) en el estadio Lucio Fariña y si gana, el conjunto canario abrochará un nuevo ascenso a la Primera División del fútbol chileno.
Por lo mismo, el ambiente en la ciudad es de efervescencia. Y no es para menos, ya que el equipo dirigido por Víctor Rivero consumaría el anhelado título cuando aún restan dos fechas para el término del Torneo de Primera B.
El campeonato que comenzó en agosto pasado ha tenido a los quillotanos peleando desde el inicio. Tanto así, que estuvieron invictos en las primeras 13 fechas del torneo, hasta que se encontraron con Unión San Felipe, que les propinó su primera derrota, recién en noviembre, por 2-0.
En adelante continuaron con un ritmo que los llevó a sacar más de diez puntos a sus más cercanos perseguidores, que fueron los propios aconcagüinos y Everton. Precisamente, los viñamarinos fueron el segundo elenco que les logró quitar los tres puntos en un partido, y hasta ahora han sido los únicos que osaron hacerlo en el Lucio Fariña, recinto que parece inexpugnable y que acrecienta aún más las esperanzas de los hinchas del club donde brillaran alguna vez Víctor "Pititore" Cabrera o Patricio Yáñez.
La caída ante los oro y cielo no mermó el fútbol de los pupilos de Rivero. El exportero ha sabido sacar partido a un plantel que cuenta con hombres con experiencia. Alejandro Carrasco, Sergio Comba, Felipe Salinas y Marco Estrada son algunos de los canarios que lideran a un plantel que está a un paso de conseguir el gran objetivo final. Se suman a ellos como puntales de la campaña el arquero Fernando de Paul y el volante Rafael Viotti. El primero evita los goles y el segundo los convierte, anotándose como segundo artillero del equipo, sólo detrás de Sergio Comba, que en una gran temporada lleva 16 anotaciones.
Así, la ciudad se enfrenta hoy al desafío de aprovechar una nueva instancia para ascender. Hace casi un año perdieron la oportunidad, tras una gran campaña, quedando eliminados en penales ante Coquimbo Unido. Ahora, de la mano de Víctor Rivero, esperan que no se repita la historia.
El técnico, de 35 años, está viviendo su primera incursión como adiestrador, y espera no fallar ante su gente.
Al frente estará el cuadro lotino, que como colista, seguramente no le pondrá las cosas fáciles. De perderlo, el conjunto carbonífero quedaría prácticamente condenado a la Segunda División Profesional, en algo que quieren evitar a toda costa.