En gustos no hay nada escrito y hay personas que disfrutan viendo películas de terror y otras que no. Pero un nuevo hallazgo científico podría hacer cambiar de opinión a los menos asiduos al género.
Según encontró un estudio realizado por Glenn Sparks, profesor de la Universidad Purdue, en Indiana (EE.UU.), este tipo de cintas proporciona mucho más que mera entretención: también entrega beneficios para la salud mental y física.
El investigador resumió su teoría a través de un concepto llamado "proceso de transferencia de la excitación". Esto tiene relación, según explicó, con la sensación que se experimenta después de haber visto una película.
Sparks encontró en su investigación que cuando la gente ve películas o series de miedo, su respiración, presión arterial y ritmo cardiaco aumentan. Cuando la cinta termina, estas sensaciones se mantienen, solo que no nos damos cuenta. Esto causa una intensificación de toda emoción que se experimenta después (como divertirse con los amigos), de modo que en vez de recordar el miedo que se sintió al ver la cinta, se recuerda el buen momento vivido.
"Cuando una persona se asusta, experimenta una alta excitación sicológica junto con el miedo. Esto hace que su ritmo cardiaco y su presión arterial aumenten y sus músculos se tensen, lo que tarda un poco en volver a la normalidad y hace que cualquier emoción que se experimente después se vuelva más intensa", sostuvo el académico al medio británico The Telegraph.
Por otro lado, cuando el cerebro siente peligro se libera adrenalina, una hormona que en investigaciones anteriores se ha relacionado con un metabolismo más rápido. Con ello, afrontar una situación de miedo puede llevar a una persona a quemar un tercio más de calorías que en contextos normales, según sugirió en 2012 un estudio de la Universidad de Westminster.
De esta forma, un thriller estilo "El resplandor" (1980) permitiría gastar 184 calorías, el equivalente a una barra de chocolate pequeña.
Sin embargo, Sparks destacó que la adrenalina también vuelve a las personas más observadoras y las lleva hace estar más alerta.
Y por si eso fuera poco, el miedo inducido por historias ficticias también estimula la producción de dos hormonas implicadas en el bienestar: la dopamina y la serotonina, beneficiando el estado mental.
En opinión del profesor de Purdue, este efecto hace que se fortalezca la resiliencia de las personas y su capacidad de afrontar el mundo real.
Según un estudio de la U. de Westminster, cuando se ve una película de terror se acelera el pulso y aumenta el latido cardiaco. También se produce un incremento del consumo de oxígeno del exterior y de la expulsión de dióxido de carbono. A su vez, la liberación de adrenalina (como consecuencia del miedo) aumenta el estrés del organismo, reduce el apetito e incrementa la actividad del metabolismo basal. "El resplandor", "Tiburón" y "El exorcista" son los filmes que más consumo calórico generan.
Mabel González
161
calorías se
queman al ver la película "Tiburón", según encontraron científicos británicos en 2012.
55%
Ver películas tristes hace comer entre un 28% y un 55% más, de acuerdo con un estudio de la Universidad de Cornell (EE.UU.).