La ciudad delante del Discurso Presidencial
Marcelo Ruiz
Iván Poduje
Por múltiples razones, el discurso del 21 de Mayo era un hito especialmente esperado en la región, más allá de la coyuntura, las grandes reformas políticas o los asuntos de relevancia nacional.
Problemas como la sequía, la discusión sobre la localización o crecimiento de los puertos, eran hechos que esperaban tener un desenlace en este discurso. Del mismo modo que la reconstrucción de los cerros afectados por el incendio de Valparaíso, la contaminación de la bahía de Quintero y el alarmante crecimiento de los campamentos, casi todos en áreas de riesgo.
Todos estos temas requieren urgente atención y una mención en el mensaje presidencial, ayudan a que no pierdan prioridad.
¿Y que qué conclusiones podemos sacar luego de la Cuenta Presidencial?
En lo positivo, que comunas afectadas por la sequía como La Ligua y Petorca, reciben con alivio el anuncio de plantas desaladoras y nuevos embalses, o que los habitantes de Puchuncaví puedan ser compensados mediante rebajas en sus cuentas de luz, lo que debiera complementarse con planes de desarrollo más integrales.
Y aunque ya se había anunciado, es destacable la integración tarifaria entre el Merval, los troles y ascensores, ya que genera la oportunidad de diversificar la red de transporte público y abre la posibilidad de "exportar" este modelo a otros barrios de similar nivel de vulnerabilidad y complejidad territorial, como los proyectos que impulsa Plan Cerro.
Hay otros anuncios que si bien no inciden directamente en la región, tendrán efectos relevantes, como la modernización de los municipios, el incremento del presupuesto del MOP y la decisión de crear una Dirección de Concesiones que refuerce la capacidad de materializar proyectos estratégicos como el tren Santiago-Valparaíso o la incorporación de Agua Santa a la concesión de Ruta 68 para su urgente modernización.
En lo negativo nos preocupa la falta de precisión del proceso de reconstrucción de los cerros afectados por el gran incendio, y que se omita la reinstalación de mediaguas en zonas de riesgo o la falta de control de los bosques que rodean estos asentamientos.
Si bien la Presidenta anuncia la idea de mejorar barrios y destina recursos importantes, los avances concretos reportados se refieren fundamentalmente a la temática de la vivienda, lo que genera un riesgo que la reconstrucción siga enfrentándose con un enfoque en exceso subsidiario que posterga toda voluntad de reconfiguración urbana.
Otra tema no mencionado es tener a cargo del proceso a un delegado presidencial que opera al margen de la institucionalidad, sin competencias ni atribuciones para ejecutar los U$ 460 millones comprometidos en solo seis años.
También lamentamos que la discusión de la expansión del puerto de Valparaíso o la ubicación del Puerto de Gran Escala siga esperando, manteniéndose la incertidumbre que profundiza problemas y posterga otras decisiones relevantes en el destino y desarrollo de un activo tan relevante, como el borde costero de Valparaíso.
Pensamos que la atención a los barrios vulnerables de la región fija demasiadas expectativas en el programa "Quiero mi barrio", cuyos proyectos, como bien se sabe, son de impacto limitado debido a los escasos recursos que maneja y alarma que las metas para dar solución a los campamentos incluya solo a 1.800 familias este año, de las 30.000 que sufren esta condición en Chile.
La Presidenta, enfatizó en su discurso la necesidad de contar con herramientas que disminuyan la segregación socio espacial. Una buena idea que requiere definiciones para ver como se implementará y complementará con los instrumentos existentes.
Al respecto, el anuncio relativo a masificar los estándares de equidad urbana, incluyendo Planes Reguladores o inversión pública, obligarán a nuestros líderes políticos a enfrentar comunidades empoderadas y grupos de presión para concretar proyectos que realmente cambien tendencias y logren reducir los problemas de segregación.
Como conclusión, podemos afirmar que la temática urbana, apareció de manera fragmentada este 21 de Mayo, lo que refleja la forma en que se entiende la ciudad desde las políticas públicas: operando sectorialmente y con poca coordinación. El problema es que esta debilidad podría comprometer el ambicioso proyecto de transformaciones sociales del segundo gobierno de Michelle Bachelet.
Por ejemplo, el éxito de la reforma educacional descansa sobre la necesidad de localizar colegios en entornos seguros, lo que en el Gran Valparaíso se complejiza por las dificultades para materializar infraestructura. Por otro lado, consolidar la red de atención primaria en salud, tiene como condición previa el mejoramiento de la conectividad, las condiciones de urbanización y la regularización de terrenos.
Como vemos, los temas relativos a la planificación de nuestras ciudades, no solo son una condición fundamental para resolver carencias urbanas de larga data, sino que pueden ser claves para el aterrizaje del programa expuesto por la Presidenta en sus reformas estructurales, lo que obliga a poner la ciudad como parte central de futuros mensajes.