Aquí no ha pasado nada
N es una novelita corta publicada en el año 1977 por nuestro tan ninguneado Premio Nacional de Literatura, Antonio Skármeta. Siendo sinceros, la novela tampoco es tan buena, pero lo realmente imperecedero es su título, suerte de metáfora global del Chile que hemos construido en el último cuarto de siglo.
El accidente/imprudencia del seleccionado chileno, Arturo Erasmo Vidal, ocurrido esta semana, del cual con el pasar de las horas se han ido conociendo mayores detalles, entre ellos que el responsable del control y posterior arresto del crack, el sargento Pezoa, tuvo que lidiar no solo con la compleja situación de detener a un ídolo nacional, sino que también soportar los resbalosos improperios, e incluso un puñetazo en el pecho, del futbolista de la Juventus, tras chocar a más de 150 kilómetros por hora su Ferrari 458 de casi 160 millones de pesos, IVA incluido, es una estupenda prueba de ello.
Más allá de la loable actitud del sargento segundo (mantener la calma, llevar a cabo el procedimiento a como diera lugar y volver a refrendar la alta estima que la sociedad tiene por su principal institución uniformada), al final del día nos queda la pavorosa sensación de que aquí no ha pasado nada y que muchos justifican la dispensa que le diera a Vidal su jefe directo, el DT argentino Jorge Sampaoli, si ello no empaña el objetivo último, cual es ganar la Copa América.
El asunto, como continente, como país y región, es que ya nos comenzamos a acostumbrar a que no pase nada en casi todos los ámbitos posibles. Solo en una región como la de Valparaíso tenemos a un exjefe de gabinete de la anterior administración prófugo de la justicia tras haber sido condenado en octubre del año pasado a ocho años de prisión efectiva por malversación de caudales públicos y fraude al Fisco, en dictamen ratificado por la propia Corte Suprema.
Si alguien lo está buscando o se preocupa por él, tampoco queda muy claro, salvo por su fotografía inserta en el portal de la Policía de Investigaciones, en el cual puede vérsele rodeado de exfrentistas, requeridos por la justicia por casi dos décadas, y con los cuales, lo más seguro, es que tampoco nunca ocurra nada. Entonces, siguiendo con esa misma lógica, ¿debiera sorprendernos que la administración del edificio Esmeralda que ocupa el Gobierno Regional haya incurrido en ilícitos por más de 140 millones de pesos durante 4 años sin que nadie se enterara?, ¿pasará algo con la investigación que se lleva a cabo por el escándalo de Sernatur en Quintero, donde se marcó el triste récord de haber pagado con dineros fiscales el pescado frito más caro del mundo?, ¿terminará aquel triste funcionario haciendo cuadrar las incuadrables boletas de pagos a medios de esa zona?