Embalse Lliu Lliu está a solo un 8% de su capacidad debido a la falta de lluvias
limache. Cultivos de temporada peligran, especialmente las producciones de cítricos, pues desde septiembre el agua de riego podría descender a cero. Las 350 hectáreas que dependen de este acopio se ven seriamente impactadas.
Como dramático califican los agricultores y regantes del sector de Lliu Lliu, en Limache, la escasez hídrica por falta de lluvias, que mantiene al tradicional embalse solo con un 8 por ciento de su capacidad de almacenamiento, y con la seria amenaza de no generar el agua de riego necesaria a partir de septiembre próximo.
Juan Pablo Thompsen, presidente de la Asociación de Canalistas del embalse Lliu Lliu, explicó a "El Mercurio de Valparaíso" que la capacidad de acopio es de 2,5 millones de metros cúbicos de agua, y sin embargo, hoy contiene solo 200 mil metros cúbicos utilizables.
"Por decirlo suave, la situación es preocupante; no ha ingresado ni una gota de agua al tranque, está en su nivel mínimo y no tenemos agua para la próxima temporada porque la poca agua que hay no va a durar más allá de agosto", advirtió Thompsen.
Aseguró que "necesitamos las lluvias en forma imperiosa porque nuestra única fuente agua son las lluvias; de hecho, el embalse se llena con las aguas del invierno y por la cota (altura) en la que se encuentra no tiene acceso a agua nieve".
Desolador
El panorama en el embalse es desolador. Hasta la presente semana, los canalistas calculan el agua existente en 450 mil metros cúbicos; sin embargo, a ello se debe descontar el tradicional caudal ecológico de 250 mil metros cúbicos que por razones ambientales y físicas no se puede utilizar, pues está más abajo del nivel de despiche por donde se evacuan las aguas de riego.
Lo que más duele a los cerca de 120 regantes inscritos en la Asociación de Canalistas del embalse Lliu Lliu, es que no existe ninguna intervención humana que, a través de una obra hidráulica por ejemplo, pueda mejorar la situación. Es decir, el actual escenario ya no depende de la mano del hombre sin solo de la pluviometría. "Todas las obras que hay que hacer ya las hicimos. Tenemos todos los canales limpios, así es que lo único que nos falta es que llueva para que el tranque se comience a llenar", acota Thompsen.
De hecho, desde la década antepasada el embalse Lliu Lliu ha sido sometido a una constante modernización de sus sistemas de conducción y reparto de aguas, lo que ha redundado en una menor pérdida del recurso y una consiguiente mayor eficiencia en su uso.
"Toda la conducción del agua se hace a través de cañería, en una obra que se hizo a través de la ley de Riego de el año 91. Y después se ha mejorado con aportes de Indap para aumentar aun más la eficiencia de riego en la cuenca, Pero para nosotros es fundamental una buena lluvia porque hace tres años que el tranque no se nos llena", sostuvo Juan Pablo Thompsen.
El principal riesgo de no contar con agua del embalse desde septiembre, es que las 350 hectáreas que normalmente riega el acopio, podrían verse reducidas a menos de la mitad.
De hecho, el dirigente agrícola limachino manifiesta que los frutales como cítricos y paltos sufrirán mayormente los efectos, pues los dueños de predios deberán acotar la producción (incluso rebajando árboles) lo que implicará que sólo se podrá asegurar cerca del 20 por ciento de la producción, con el consiguiente perjuicio en el precio a consumidores finales.
El grueso productivo del valle de Lliu Lliu lo componen productores de hortalizas, de cítricos y paltos. Afortunadamente en el primero de los casos se trata de vegetales que no necesitan tanta agua como los segundos, aunque se prevé que de todas formas haya una merma de la producción, de mantenerse el actual escenario.
Desde el punto de vista de los trabajadores, los dirigentes de regantes estiman en unas 500 las plazas laborales que están en riesgo en la localidad rural de Lliu Lliu.
Principios del siglo XX
El embalse Lliu Lliu data de principios del 1900 y en la actualidad se alimenta principalmente de las aguas que emanan de vertientes y flujos provenientes de las quebradas Las Patagüillas, El Boldo y El Güio, cuyas pequeñas cuencas y canales de conducción hoy están secos.
Pero la presente no es la peor sequía que ha debido resistir, aunque es de consenso que sí es una de las más prolongadas. La escasez hídrica en la zona ya entra en su séptimo año en su fase dura, a lo que se debe sumar una disminución constante de agua caída que se proyecta por más de una década.
"Han habido sequías peores que esta o como esta pero tenemos la esperanza que todavía nos quedan tres meses de invierno que puede llover, pero si no, sería catastrófico para Lliu Lliu porque es nuestra única fuente de agua. Son alrededor de 340 hectáreas que se riegan con el tranque y que quedarían sin agua", recalca Thompsen.
"Todas las obras que hay que hacer ya las hicimos… lo único que nos falta es que llueva para que el tranque se comience a llenar".