Hasta hoy, relatos como el de Sansón y su pelo o la disputa entre David y Goliat continúan conmoviendo a las personas dada la continuidad cultural que existe entre Oriente y Occidente a través de la fe, motivo por el cual la Universidad Andrés Bello (UNAB) organizó el encuentro cultural "Las cuatro grandes religiones comparadas: Islam, Judaísmo y Cristianismo y Budismo".
Allí, el exsacerdote, abogado y político, Hugo Zepeda, se refirió a la historia del pueblo judío, cuyo primigenio Estado Hebreo se dividió entre los seguidores de Jehová y otros dioses, entre cuyos fieles surgió el rey David, quien trasladó el Arca de la Alianza, inspiró los Salmos y organizó el Estado, para luego ser sucedido por Salomón, "un gran político que procuró la paz, junto a la conquista de territorios sin necesidad de combatir; además de legarnos el concepto de justicia salomónica, que no se trata de dar la mitad a cada uno, sino de una justicia profunda, ejemplificada en la historia bíblica de dos mujeres reclamando la maternidad de un niño, ante lo cual el rey propone dividir al pequeño en dos, pero una se niega y pide que el niño sea para la otra, gesto con el que se autentifica como madre y por ello Salomón le devuelve a su hijo".
De escritos como este surgió la figura del rabino, es decir, "el hombre sabio que guía al pueblo", explica Zepeda, tras la destrucción del Templo de Jerusalén, otrora habitado por sacerdotes, "pero como no hay lugar, ya no se pueden realizar sacrificios, que es el origen de la palabra" que da apelativo al orientador cristiano.
SAGRADAS ESCRITURAS
Posteriormente, el pueblo judío es tomado cautivo en Babilonia, época en la que surgen "los profetas o voceros de Dios, como Elías y Jeremías, que anuncian hechos futuros, pero no saben cuándo sucederán", tomando como referencia la Torá, para los israelitas, o el Pentateuco para los cristianos, compendio de libros formado por los primeros cinco títulos de la Biblia, desde donde surgen las tradiciones judías, textos "influenciados luego por la cultura griega difundida por el conquistador Alejandro Magno, a pesar de su respeto por las religiones autóctonas", cuenta el exsacerdote.
Esta versión de la Sagrada Escritura fue la que quienes vivieron la primera diáspora llevaron a España, donde convivieron durante siglos con las culturas árabe y cristiana, para finalmente los hebreos ser expulsados por "la acusación de estar coludidos con los árabes para conquistar el territorio", afirmó Zepeda, desconociendo que "los apóstoles tenían fiestas judías, hecho que recién cambia con San Pablo".
Precisa, además, "que no se puede culpar al pueblo de Israel por la muerte de Jesús, porque cabrían 600 o 700 personas en el lugar, sino que esto fue, primero: por nuestros pecados; segundo, por decisión de Pilatos y, último, por el Sanedrín. (...) Por ello creo en la unión de judíos y cristianos, ya que todos tenemos a Abraham como padre de la fe", terminó el académico.