El maquillaje, las inyecciones y la cirugía plástica son algunos de los recursos utilizados por algunas personas, en su mayoría mujeres, para cuidar la apariencia y mantener la belleza.
Sin embargo, un estudio afirma que el ojo humano es capaz de detectar estos recursos artificiales e instintivamente prefiere la belleza natural por sobre los múltiples retoques.
Tras una serie de estudios previos, Nikolaus Troje, académico de la Universidad de Queen (Canadá), concluyó que el ojo tiende a evaluar la consistencia de toda la apariencia más que el atractivo de las partes, por lo que sería inútil si se busca llamar la atención con un color fuerte de lápiz labial o un peinado nuevo.
En resumen, por más que la persona busque cambiar su apariencia a través de múltiples elementos, los otros tienden a observar el resultado completo y, en algunos casos, inclinarse por lo natural, ya que los cambios no suelen cubrir todas las imperfecciones.
"La mayoría del trabajo anterior sobre el atractivo se centró en el efecto de características aisladas. El estudio actual demuestra la importancia de que estas características encajen bien", indicó el experto.
El estudio, realizado en conjunto por Troje, Heiko Hecht y Malte Klüver, fue publicado recientemente en la revista Evolution and Human Behavior.
Troje y su equipo reclutaron a un grupo de participantes que observaron pantallas de punto de luz que representan una persona en movimiento. La imagen ilustró las características de las acciones de una persona en cada parte del cuerpo.
La idea del investigador fue mostrar distintas partes del cuerpo y mezclarlas, como si se tratara de "Frankenstein", de tal manera que la figura final fuera "atractiva" bajo ciertos parámetros.
"detector de mentiras"
Sin embargo, los participantes consideraron menos atractivo armar una figura artificial supuestamente "perfecta" y se prefieren la apariencia natural.
"Encontramos que el atractivo depende de la consistencia interna, es decir, si el movimiento y la forma coinciden entre sí. Nuestro sistema visual es un detector de mentiras sensible que percibe incluso las inconsistencias leves y responden negativamente a ellas", explicó Troje.
El investigador reconoció que es necesario realizar un nuevo examen antes de concluir acerca de la atracción física.
"(Los resultados) también pueden ser utilizados para formular el asesoramiento a las personas que están trabajando en la mejora de su propia apariencia. Lo que funciona para una persona puede no funcionar en otra. En caso de cualquier duda, termina por ser tú mismo", remarcó.
AMOR POR LA CIRUGÍA
Un estudio realizado por la Universidad de Georgetown y publicado este año intentó explicar por qué las personas sienten amor por la cirugía y, cuando los resultados son exitosos, cómo cambian de manera positiva la percepción de otras personas.
El equipo de Washington evaluó las opiniones de un grupo que observó imágenes del "antes y después" de mujeres. Los resultados arrojaron que quienes acudieron al quirófano fueron percibidos como más atractivos y agradables.
El trastorno dismórfico corporal (TDC), anteriormente conocido como dismorfofobia, es el amor a la belleza y el autocuidado llevado al extremo: una preocupación fuera de lo normal por algún defecto percibido en las características físicas. En ocasiones se produce por factores externos, en especial como consecuencia del bullying. El TDC puede llegar a tal punto que las personas realizan, sin importar el riesgo, múltiples cirugías en respuesta a una imagen mental de sí mismas.
Pamela De Vicenzi