"No creo que alguien publique poesía para hacerse famoso"
LITERATURA. Claudio Abarca lanzó su libro "¿Quién dijo amor?" y ya prepara el próximo.
El periodista Claudio Abarca Lobos es un apasionado de la escritura. Desde niño, cuenta, hacía "canciones" para las que incluso se le ocurría la música, pero como no sabía de esta disciplina se quedaba solo en las letras. Pasaron los años, y una vez que salió de la universidad volvió a esta pasión, pero "con muy poca frecuencia -reconoce- y sin leer mucha poesía", algo que considera fundamental "porque creo que la lectura misma alimenta tu escritura" porque permite conocer más vocabulario, otros lenguajes y registros.
Desde esta perspectiva, asegura que su vocación de poeta es "tardía", pues comenzó a escribir con cierta regularidad hace unos tres años cuando tenía 37. "Me di cuenta en un momento que había acumulado una cantidad importante de poemas de amor y desamor. Eran 60 o 65 y había algunos que me gustaban bastante. Los compartí con personas como Patricia Tejeda, Premio Municipal de Literatura, que ha escrito durante muchísimos años poesía. Ella es buenísima y me alentó a continuar", cuenta.
Así surgió "¿Quién dijo amor?" (Ediciones Universitarias de Valparaíso) que acaba de salir a la venta. En el cual "logré explorar varias dimensiones del tema del amor en el libro: la resignación ante un amor perdido o uno no correspondido, el miedo al amor, la obsesión en torno al amor, la idealización del amor, la esperanza o el volver a tener esperanzas. Eran emociones que estaban bien plasmadas en estos 58 poemas", detalla.
Todos están hechos en versos libres, sin recurrir a la rima, porque en estos "no me gusta mucho usarla. Siento que es un poquito más fácil caer en una cierta cursilería", dice.
NUEVOS PROYECTOS
Abarca también es autor del libro "Valparaíso, más allá de la postal. 50 años de cine chileno, 1960-2010", un análisis de la representación de su ciudad natal en la filmografía. Con ese antecedente sabe bien las diferencias que existen a la hora de hacer una investigación y un poemario.
"No es que sea fácil escribir poesía, pero sí es más fácil en el sentido de que no te demanda una rutina tan sistemática como la investigación o escribir una novela que son de largo aliento", expresa. Y agrega: "Aquí hay poemas de tres años, sí, pero ya escribiendo un poema tienes algo. En mi caso -y me imagino que en el de muchos-, lo puedo hacer en un ratito. Por supuesto que después lo retomo y lo edito, o lo puedo desechar también".
El proceso posterior es quizá el momento más importante, pues "hay que editar harto: sacar palabras, cambiarlas por otras, sacar versos o estrofas completas, y editar títulos. Toma más tiempo editar que escribir. Gabriela Mistral creo que decía, porque esto no lo leí directamente de ella, escribir es cortar. O sea en el proceso de edición ya vas perfilando el texto que finalmente te deje satisfecho y quieres publicar", sostiene.
El también profesor de la Escuela de Periodismo de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso está trabajando en un nuevo poemario, el cual está en etapa de "proyecto", definiéndolo así "porque ya está escrito, pero podría agregar o sacar uno dependiendo de si se me ocurre algo".
Este ya no se centrará en el amor, sino que es una mirada de crítica social y política, según adelanta. "Hay mucho de mis pensamientos e ideas de ciertos temas, pero es una poesía un poquito más externa que interna si se quiere, donde trato de reflexionar o responder preguntas de lo que pasa con Valparaíso, y que tiene que ver con la historia reciente de Chile, con la memoria, con la política, con el lenguaje mismo, con la violencia", manifiesta y de allí que considere que, incluso, es un poco discursivo.
Para sacar este nuevo trabajo postulará al Fondo del Libro del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, y espera tenerlo listo el próximo año.
PROBLEMAS POÉTICOS
Si bien está dedicado a la poesía, Claudio Abarca sabe que no será un éxito de ventas. "No creo que alguien publique poesía porque quiere hacerse famoso. Uno lo hace porque considera, en un acto pretencioso sin duda, que lo que uno escribe tiene un cierto valor y algo le puede comunicar a otras personas", comenta.
Su aseveración tiene que ver con el mercado actual de la literatura, donde la lírica sigue siendo la hermana menor comparada con la narrativa. Es por eso que tiene claro que es difícil que la gente acceda a comprar un poemario, y su análisis se basa en que "no nos han motivado a leer poesía. No nos han enseñado una poesía atractiva, que hable de diferentes cosas que le son cercanas a los jóvenes y a los niños. Por lo menos cuando me enseñaron poesía no nos sacaron de un poema que hablaba de la bandera, alguno de Gabriela Mistral, de Neruda y sería todo. No hay un estímulo para que los chiquillos se interesen en la poesía siendo que este país tiene grandísimos poetas y eso deriva en que la gente cuando ya es grande, si va a comprar un libro, prefiera la novela".
Otro elemento que considera importante es "el lugar que ocupa la creación literaria en Chile". Esto porque se le presta "más atención a los best sellers y a ciertos autores. Parece que en Chile los únicos que escriben son (Hernán) Rivera Letelier, (Pablo) Simonetti e Isabel Allende, y hablo en relación a la frecuencia que aparecen en los medios; y hay otros que escriben bastante, cosas muy buenas y no están", opina.
"Aquí hay poemas de tres años, sí, pero ya escribiendo un poema tienes algo. En mi caso lo puedo hacer en un ratito. Por supuesto que después lo retomo y lo edito"