"El capital es volátil y si las condiciones están malas aquí y buenas al frente, en otro país, se nos van a ir los inversores". Lo afirma el presidente regional de la Cámara Chilena de la Construcción, el empresario quillotano Marcelo Pardo.
En entrevista con este Diario sostiene: "Lo que nos tiene estancados es la falta de reglas claras" y aludiendo a su sector señala que "tenemos situaciones de incertezas jurídicas".
Alude por una parte a la próxima tributación a las viviendas nuevas y a las empresas mismas, que a su juicio supone un doble efecto negativo sobre la actividad.
En lo general, plantea Pardo que la claridad para la inversión tiene que ser de largo plazo "porque cuando uno toma la decisión de inversión no es a un año, sino a 10 o 15. Tener reglas claras sobre la mesa significa estabilidad y es eso lo que estamos buscando".
Lo expresado por el dirigente gremial refleja inquietudes generales del mundo productivo, en todos los niveles. Él mismo plantea una cuestión fundamental al señalar que las reformas "están pensadas para empresas grandes (…) y están despreocupándose de los subsectores".
Desde ese punto de vista no solo se estarían produciendo efectos sobre la gran inversión, sino que también se desalentarían emprendimientos minoritarios y, en consecuencia, nuevas fuentes de empleo.
Pardo precisa que en su sector "tenemos estancamientos generales". Ese aspecto es grave, ya que es una realidad que la construcción es un gran motor de la economía, por las múltiples demandas que genera, tanto de productos y servicios, como de recursos humanos en sus más variados niveles.
En estos momentos que se discute la reforma laboral y los máximos dirigentes del empresariado sostienen "no haber sido escuchados", las declaraciones del presidente regional de la Cámara de la Construcción adquieren especial importancia.
La economía esta frenada y no sólo por factores internacionales, sino que por condicionantes internos, y en tanto la inflación aparece al alza, es fundamental escuchar a las partes, compartir posiciones y evitar descalificaciones y condenas al sector empresarial.
Es cierto, como lo dice Pardo, que hay empresarios malos, pero, como él mismo lo señala, "en un porcentaje mayoritario tenemos buenos empresarios". Y en esa mayoría sin duda hay no sólo ganas de trabajar y de contribuir al crecimiento. Hay también experiencia que es necesario escuchar y asumir al momento de legislar y proponer cambios que, mal orientados o dogmatizados, pueden llevar a resultados negativos afectando a los grupos de la población más vulnerables a los cuales se busca favorecer.