Dr. Óscar Castro Mendoza,
En Chile, en los últimos cuatro años, la venta de antihistamínicos se incrementó en un 30 por ciento, en especial en aquellas ciudades con altos índices de contaminación ambiental y/o cuyo trazado urbano posee una flora particular.
Lo anterior ha ido de la mano con el aumento de las llamadas alergias estacionales, sobre todo en época de primavera. De hecho, se calcula que uno de cada cinco chilenos es propenso a sufrir algún tipo de trastorno como resultado de este fenómeno, el cual alcanza su punto máximo -dependiendo de la geografía- entre los meses de septiembre y noviembre.
Las alergias de este tipo están vinculadas principalmente a las partículas de polen presentes en el aire que circula y que respiramos, las que al entrar en contacto con nuestra mucosa nasal, ojos, boca o piel pueden provocar desde leves irritaciones, dolores e inflamaciones hasta náuseas, mareos y obstrucción de las vías respiratorias, entre otras complicaciones.
Rinitis
La más común de ellas es la rinitis o fiebre del heno, cuyos síntomas principales son la picazón, congestión y secreción nasal excesiva. En casos extremos, el cuadro puede ir acompañado de cefaleas, mareos, lagrimeo e irritación ocular.
"La rinitis es la alergia de primavera por excelencia, aunque igual puede afectar a las personas en otoño. Casi siempre es ocasionada por el polen de árboles, malezas y pastos, pero también por hongos, sustancias químicas o contaminantes que entran en contacto con nuestro cuerpo, que es lo que sucede en ciudades con alta presencia de esmog", explica el médico Óscar Castro Mendoza, otorrinolaringólogo y profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Valparaíso.
No pocas veces la rinitis alérgica es confundida con el resfrío común, ya que aparece de improviso y sus síntomas son similares. Sin embargo, la clave está en la extensión y las características de estos últimos, ya que un resfrío es un cuadro viral que por lo general dura entre siete y diez días. La rinitis alérgica, en cambio, puede prolongarse semanas.
Asma y dermatitis
Pero la rinitis no es la única alergia vinculada a la primavera. Con el inicio de los procesos de polinización, algunas personas también se ven afectadas por variantes de asma y dermatitis.
Estudios realizados en Estados Unidos y Europa han revelado que la rinitis alérgica está estrechamente ligada al asma, ya que el ochenta por ciento de las personas que sufren de esta última enfermedad suelen desarrollar cuadros de rinitis alérgica no permanentes cuando la cantidad de polen es mayor en el aire, y entre el veinte y cuarenta por ciento de quienes sufren de rinitis en primavera padecen, a su vez, cuadros de asma estacional.
Otra enfermedad alérgica recurrente en esta época del año es la dermatitis atópica. Ésta consiste en la inflamación de la piel a raíz del contacto con ciertas sustancias. Es una patología compleja ya que su origen también puede ser genético, inmunológico, infeccioso e incluso psicológico. "Desde el punto de vista epidemiológico, las investigaciones también relevan una interesante conexión con las otras dos patologías mencionadas, ya que cerca de la mitad de los pacientes con dermatitis atópica tiene altas probabilidades de desarrollar asma y el setenta y cinco por ciento rinitis alérgica", asegura el doctor Castro.
Cómo evitarlas
La medida básica que debe adoptar toda persona alérgica es evitar el contacto con el antígeno causante. Para quienes sufren de rinitis alérgica la recomendación habitual es tratar de no circular por los lugares con alta polución ambiental o por donde existan aquellas especies vegetales cuyo polen es el responsable de generar la reacción.
Cada zona o región del país posee una flora propia, en la que predominan algunas especies. En la Región de Valparaíso, por ejemplo, las que más abundan son el pino, ciprés, eucaliptus, aromo, plátano oriental, litre y álamo, en lo referido a los árboles; la acedera, el llantén y la parietaria judaica, en cuanto a las malezas, y los pastos silvestres del tipo gramíneas. Algunos de ellos comienzan a generar polen a partir de julio.
Pero no solo hay que evitar el polen o la contaminación. Según advierte el especialista de la UV, de igual manera es aconsejable no exponerse al frío, humo del tabaco y al polvo en suspensión, ya que esos elementos también pueden desencadenar reacciones en las personas que ya sufren de rinitis.
También hay que tener presente que un dos por ciento de personas con alergias estacionales pueden sufrir reacción anafilácticas. Es decir, respuestas extremas ante el agente causante de la misma, que por lo general se traducen en leves edema de glotis o "cierre de garganta", broncoconstricción e inflamaciones de la cara, labios y la lengua.
Qué es una alergia
Una alergia corresponde a una alteración de carácter respiratorio, nervioso o eruptivo que se producen en el sistema inmunológico de nuestro cuerpo, como resultado de una extremada sensibilidad o sobrerreacción del organismo a ciertas sustancias a las que es expuesto. Por ello, no están presentes en los agentes causantes sino en la condición genética de cada persona, la que -en determinadas circunstancias- hace que se dispare la inmunoglobulina-e, anticuerpo presente únicamente en mamíferos.
En el caso de algunas alergias estacionales, como la rinitis, se trata de un padecimiento que se inicia a partir de los dos años de edad y se intensifica en la adolescencia para, finalmente, en algunos casos, volverse crónico. Cuando ello sucede se la define como alergia perenne, ya que puede afectar todo el año y en esos casos sus agentes causantes pueden ser diversos, como el pelo de algunos animales, los ácaros presentes en el polvo, la picadura de un insecto, etc.