Los niños que nacen en el verano tienen mejor salud en la adultez
CRECIMIENTO. La exposición moderada a los rayos del sol sería la responsable de este efecto, según un estudio a gran escala realizado en el Reino Unido.
La exposición moderada a la luz solar estimula la producción de vitamina D en el organismo. Este compuesto ayuda al cuerpo a absorber el calcio, uno de los minerales esenciales para la formación de los huesos y también está vinculada a la disminución del envejecimiento celular.
Esta sería una de las razones por las que los niños que nacen en el verano, en especial las mujeres, tienen más probabilidades de ser adultos sanos. Así lo afirma un estudio realizado por expertos de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y publicado en la revista Heliyon, que involucró a casi medio millón de personas y que asegura que los rayos del sol durante el segundo trimestre del embarazo provocan efectos positivos a largo plazo.
Hallazgos
Según el estudio, el mes de nacimiento afecta el peso al nacer y cuándo la mujer se inicia la pubertad, lo que tiene un impacto en la salud general de las mujeres durante la edad adulta.
Los factores ambientales que rodean a la futura mamá pueden conllevar diferencias en la vida temprana, incluso antes del alumbramiento, que pueden influir en la salud de la vida adulta. Este efecto, conocido como "programación", tiene consecuencias para el desarrollo durante la infancia y en la edad adulta.
Los investigadores del Consejo de Investigación Médica de la Unidad de Epidemiología de la Universidad de Cambridge analizaron si el mes de nacimiento tiene un efecto sobre el peso al nacer, en el inicio de la pubertad y en la estatura durante la adultez, a propósito de los efectos negativos de la falta de vitamina D para los huesos.
Los resultados arrojaron que los niños nacidos en verano tenían mayor peso al nacer -dentro de los rasgos normales-, mayor estatura al ser adultos y una pubertad más tardía que quienes nacieron en los meses de invierno.
"Cuando fuiste concebido y cuando naces, esto se produce en gran medida 'al azar', es decir, no está afectado por la clase social, la edad de los padres o su salud, por lo que buscar patrones (relacionados) con el mes de nacimiento es un diseño de estudio de gran alcance para identificar las influencias del medio ambiente antes del nacimiento", señaló John Perry, autor principal del estudio, a través de un comunicado.
Análisis de datos
Estudios previos, citados en la investigación, dieron cuenta de algunos efectos que se producían según la temporada de nacimiento, entre ellos el peso al nacer. Perry y su equipo de investigación pensaron que el crecimiento y el desarrollo infantil, incluyendo el momento de la pubertad, es un vínculo importante entre la vida temprana y la salud posterior, por lo que decidieron estudiar más de cerca el impacto del mes de nacimiento.
Los autores compararon el crecimiento y desarrollo de alrededor de 450 mil hombres y mujeres del "UK Biobank", entidad que proporciona datos ofrecidos de manera voluntaria por habitantes del Reino Unido, con el fin de estudiar algunas enfermedades.
El análisis reveló que los bebés nacidos en junio, julio y agosto -verano en el hemisferio norte- tuvieron un mayor peso al nacer y más estatura al ser adultos. También descubrieron que las niñas nacidas en esta época comenzaron su pubertad más tarde, indicativo de una mejor salud en la vida adulta.
"Esta es la primera vez que el momento de la pubertad fue sólidamente ligada a la estacionalidad", indicó Perry. "Nos sorprendió y estamos contentos de ver cuán similares son el peso al nacer y la pubertad. Nuestros resultados muestran que el mes de nacimiento tiene un efecto medible sobre el desarrollo y la salud, pero hay que seguir trabajando para comprender los mecanismos que subyacen a este efecto".
Los efectos de la falta de vitamina D
La producción de vitamina D en el organismo afecta el desarrollo de los huesos, cuyo efecto negativo en la infancia es el raquitismo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) explica que los niños nacen con pocas reservas de vitamina D y dependen de la leche materna, la luz solar o los suplementos como fuente de vitamina D en los primeros meses de vida. Ante este escenario, el juego al aire libre y el consumo de alimentos ricos en vitamina D son algunas soluciones para prevenir esta enfermdad.
450.000 personas formaron parte de la investigación realizada por expertos de la Universidad de Cambridge, Reino Unido.
400 IU de vitamina D es la cantidad mínima recomendada para un individuo sano, equivalente a un vaso de leche.