Fue muy claro Jorge Inostroza, presidente de la Empresa de los Ferrocarriles del Estado (EFE), ente estatal propietario de Merval: si el estudio de la extensión del servicio a La Calera "arroja que es rentable, hay suficiente demanda y vale la pena que el Estado invierta, se toma la decisión de invertir". Pero advierte: "Hay que ver los resultados y puede que el proyecto no sea factible". En otras palabras, la red actual de 41 kilómetros entre Puerto y Limache podría no prolongarse 25 kilómetros más hasta llegar a La Calera. La última palabra se conocerá en marzo del próximo año.
Se agradece la franqueza en estos tiempos de promesas, pero a la vez se lamentaría que no se emprendiera una iniciativa que, pareciera, es económica y socialmente rentable y que, en el fondo, se trata más que nada de la recuperación de un servicio que atendió las comunas de Quillota, La Cruz, La Calera e incluso Llay Llay por más de un siglo.
Las francas declaraciones de Inostroza fueron formuladas en el marco de la entrega de moderno material rodante para el Metro Regional, que permitirá aumentar la frecuencia entre Puerto y Limache, llegando en régimen, enero de 2017, a una frecuencia de paso por las estaciones de cada tres minutos.
Sobre la extensión de Merval se han alimentado múltiples expectativas, no sólo en cuanto a la prolongación hasta La Calera, sino que hasta Reñaca y Concón, propuesta más compleja pues habría que entrar a expropiar y soterrar. Para llegar a La Calera existe el espacio de la vía actual, recorrida hoy por trenes de carga.
Y dentro de este cuadro hay que destacar como esperanzadoras las declaraciones del presidente del Directorio de Merval, Germán Correa. Afirma que el actual servicio debe transformarse en "eje estructurante y articulador del transporte público regional". Tiene toda la razón, pues al buen servicio que prestan los trenes se suma a que estos circulan por rutas propias, consumen energía no contaminante y ayudan a sacar de las carreteras autos particulares y buses que sí congestionan y contaminan. Y así lo ha entendido EFE al modernizar, con alta inversión, sus enlaces con Rancagua y Melipilla, partiendo de la Estación Central de Santiago. Y también así lo entiende el Metro de Santiago con sus extensiones.
También se esperan definiciones sobre un tan anunciado tren rápido entre Valparaíso y Santiago, sobre lo cual desde hace décadas se apolillan estudios y proyectos.
Las francas declaraciones del presidente de EFE corresponden a un realismo económico que intenta reflotar la tradicionalmente agobiada empresa ferroviaria, lo que es positivo; sin embargo, en el orden de los gastos aparece nuevamente una notoria asimetría entre lo que se destina a la gran capital y lo que se asigna, con gotario, a las regiones.