La sabiduría nos llega cuando no sirve
Se han repetido los mismos errores que, una y otra vez, han hecho que los incendios sean -así como el Festival de Viña- un imperdible del verano.
Los resultados del estudio recientemente publicado por el Observatorio Valparaíso sobre la reconstrucción son vergonzosos y reflejan la nula coordinación entre las autoridades nacionales y locales. El informe deja en evidencia que en la reconstrucción los recursos no se han empleado de forma óptima y se han repetido los mismos errores que, una y otra vez, han hecho que los incendios sean -así como el Festival de Viña- un imperdible del verano.
La reinstalación de la gente en zonas de riesgo, sumado al mal estado de las viviendas y el crecimiento de bosques pirógenos que propagan rápidamente el fuego, son factores que, tarde o temprano, volverán a generar una tragedia de gran magnitud en Valparaíso. ¿Cuándo vamos a aprender de nuestra historia? ¿Cuándo vamos a hacer las cosas bien? Al parecer García Márquez tenía razón cuando dijo que "la sabiduría llega cuando no nos sirve para nada".
En el plano político, lo que más duele es que, como región, perdimos una oportunidad valiosísima para demostrarle al gobierno central que somos capaces de administrar de manera eficiente los recursos otorgados por ellos para el desarrollo de políticas públicas. Una vez más fracasamos en la puesta en marcha y ejecución de proyectos que nos permitirían ganar una cierta autonomía, un cierto voto de confianza de la autoridad central.
Los que más defendemos la descentralización como motor del crecimiento del país decimos que para el desarrollo íntegro de las regiones es necesario el traspaso de recursos, competencias y poder. Con este estudio queda claro que aquello no resulta si los funcionarios públicos no tienen la capacidad técnica para administrar eficaz y eficientemente ese poder y esos recursos. Hoy, cuando más se habla de descentralización, demostramos que -como región- nos falta vocación para poder avanzar hacia un desarrollo íntegro.
Si bien el gobierno central no tiene una línea puramente descentralizadora, no podemos seguir señalándolo como el exclusivo culpable del centralismo. Es necesario que nos hagamos cargo también de nuestras deficiencias en los gobiernos regionales y en las municipalidades; nuestros errores, corrupciones y desidias también son culpables de la centralización.
Guillermo Pérez Ciudad
Investigador Fundación P!ensa