Como de costumbre en esta época, paso a presentar algunos acontecimientos que constituyen otras tantas "perlas" dignas del tiempo que nos ha tocado en desgracia vivir.
La primera, que destaca mucho, es que hace un par de semanas hubo en París un cabildo de individuos convocados para agitar el tema de la nueva constitución. Los organizadores, que no tendrán otra cosa más útil que hacer, piensa uno, esperaban unas seiscientas personas; pero llegaron, como con más realismo y sentido común era esperable, no más de una veintena. Entre éstas hubo un par que protestó por el nombre de "cabildo" impuesto a la reunión, ya que evoca la designación que se daba a ciertas asambleas de regnícolas en la época hispánica y, con ello, a la conquista española. Con semejante criterio, todos quienes tenemos apellidos hispánicos deberíamos cambiarlo; más radicalmente, habría que dejar de hablar la lengua castellana; aunque no sepa uno por qué todo eso. Esta perla da suficiente cuenta del nivel mental e intelectual de quienes suelen asistir a estos cabildos ciudadanos en pro de la nueva constitución.
Otra de estas perlas relucientes se incoa en estos días. En Inglaterra se ha pedido, también colectivamente, bajo la forma de listas firmadas (que es la peor manera de pedir), la prohibición de ingreso en el país de Donald Trump, uno de los innumerables precandidatos a la presidencia de los Estados Unidos. Dejando a un lado que el afectado parezca ser un semi-demente, lo cual no es el punto, y teniendo en que cuenta que, según la teoría corriente de la ideología de los derechos humanos, también este tipo de individuos los tiene, no se ve cómo pueda justificarse la prohibición de ingreso solicitada. Ella, por lo demás, se asemeja sospechosamente a la denegación de ingreso que el propio Trump quiere imponer en su país en contra de los mexicanos o los musulmanes, si prescindimos del número de los afectados, lo cual no puede ser tomado en consideración. El millonario ha amenazado con retirar sus inversiones de Escocia si la medida en su contra se lleva a cabo. Lo cual también demuestra su nivel intelectual, dado que tales inversiones apenas se acercan a los mil millones de dólares.
Una "perla" muy remarcable es que en Curicó hayan sido encausados todos los miembros del Concejo Municipal de esa ciudad por fraude al Fisco. Esto me corrobora lo que vengo pensando desde hace mucho tiempo, a saber, que, en Chile al menos, la corrupción empieza en los municipios; y que, por ende, haya que extremar las medidas de control y vigilancia en ellos. Claro que, a la luz de los acontecimientos de los últimos tiempos, justo es reconocer ser muy posible que la corrupción tenga varios focos; lo cual me lleva a este otro pensamiento: en contra de lo que sostenían casi todos, Chile está bastante alejado de ser un país impoluto e incorruptible.
Alejandro Guzmán Brito
Abogado, catedrático de universidad