Propaganda electoral y respeto por la ciudad
De acuerdo a la ley, se determinan puntos precisos para la ubicación de publicidad de la campaña municipal. La propaganda desmedida, los rayados recurrentes en espacios públicos o privados es una expresión concreta de una falta de respeto a la ciudad y sus habitantes.
Con la definición de los puntos de las ciudades en los que se podrá ubicar propaganda electoral se pone en marcha un aspecto importante de la campaña que culminará con la elección municipal del próximo 30 de octubre.
Conforme a las últimas modificaciones legales, cada municipalidad debe informar, tras un acuerdo del Concejo Municipal, de aquellos espacios públicos donde podrán los candidatos instalar su publicidad.
El espíritu de esta legislación es evitar los desbordes publicitarios que terminan afectando las ciudades, sus espacios públicos y privados, e incluso provocando riesgos para las personas y los vehículos cuando letreros, pendones, lienzos o "palomas" entorpecen la circulación de peatones, el tránsito o tapan la visual.
La normativa es clara al señalar que "no podrá realizarse propaganda electoral con pintura, carteles o afiches adheridos en los muros exteriores y cierres, sean públicos o privados, salvo en este último caso, que cuenten con autorización del dueño". Se prohíbe, además, ubicar elementos publicitarios en el equipamiento urbano, aceras, puentes, postes, parques, semáforos y quioscos. Asimismo, quedan descartados los colgantes sobre la calzada utilizando los cables aéreos de diversos servicios.Para dar fuerza a la norma legal, se faculta a las municipalidades para retirar la publicidad irregular, debiendo los infractores reembolsar los gastos que implican esa labor de saneamiento.
En el caso concreto de Valparaíso, la Municipalidad ha establecido 40 puntos de la ciudad para realizar propaganda, definición que se ha informado al Servicio Electoral de acuerdo a la norma legal. Información similar deben entregar todas las comunas de la Región y del país.
Es una realidad que antes de cada proceso electoral las ciudades se ven sometidas a un verdadero acoso publicitario, casi sin control, que afecta la estética urbana y muchas veces, como se ha dicho, la seguridad. A la vez, ese despliegue muestra un gasto desmedido que no pasa desapercibido para la ciudadanía, el que deriva a veces en denuncias que llegan hasta la justicia, como de hecho ocurre en la actualidad.
También la propaganda desmedida, los rayados recurrentes en espacios públicos o privados, en cuya mantención se han incurrido en inversiones importantes, es una expresión concreta de la falta de respeto a la ciudad y sus habitantes.
Esta nueva campaña electoral, que antecede a otra que tendrá lugar el próximo año con el fin de elegir parlamentarios y Presidente de la República, da una oportunidad a los candidatos y a las diversas corrientes políticas para que demuestren cultura cívica al respetar el entorno urbano por el cual, al menos en teoría, se proponen trabajar.