Mabel González / Agencias
La Presidenta brasileña, Dilma Rousseff, rechazó ayer la solicitud de la Fiscalía de prisión preventiva contra su predecesor, Luiz Inácio Lula da Silva, asegurando que "pasó de todos los límites".
"El Gobierno repudia el acto practicado contra el (ex) Presidente Lula", dijo Rousseff en una rueda de prensa ofrecida en el palacio presidencial de Planalto.
La Fiscalía de Sao Paulo solicitó este jueves la prisión preventiva de Lula por delitos de lavado de dinero y falsificación de documentos en un proceso por corrupción paralelo al que investiga las irregularidades en Petrobras.
Rousseff remarcó que la petición del Ministerio Público "sobrepasa el sentido común" y es un "acto de injusticia", sobre todo debido al bagaje político de Lula y por el "respeto internacional" del que goza.
La Mandataria se negó a comentar los rumores de que habría ofrecido un Ministerio a su padrino político, pero aseguró que "tendría el mayor orgullo" de incluirlo en su gabinete.
En su declaración, la Jefa de Estado también descartó que vaya a renunciar, a pesar de las presiones crecientes que enfrenta de la oposición por la crisis política y el escándalo que envuelve a Lula.
"Creo que solicitar mi renuncia es reconocer que no existe base para el 'impeachment'", afirmó Rousseff, en alusión a la figura de derecho anglosajón con la que se conoce el proceso de destitución que trata de impulsar la oposición.
"Es imposible creer que por mi trayectoria política, por mi honradez, me resigno ante los que actúan con absoluta falta de respeto a ley", agregó Rousseff.
La gobernante criticó a los partidos opositores que demandan su destitución y les sugirió que "deberían proceder de acuerdo con la Constitución".
La Presidenta también criticó las "filtraciones selectivas" a la prensa de los casos de corrupción y advirtió que "los rumores son negativos para la economía".
También aprovechó para pedir "más diálogo", "menos turbulencia" y "pacificación" para reducir la crisis política que atraviesa el país.
En relación a las protestas convocadas para mañana contra su Gobierno, pidió que sean "pacíficas" y apuntó que las manifestaciones son "una de las victorias de la democracia brasileña".
Ayer, una protesta a favor de Lula da Silva reunió a medio centenar de personas en Sao Paulo, la ciudad más poblada de Brasil.
La marcha fue convocada en la tarde del jueves por la Central Unica de los Trabajadores (CUT), la mayor unión de sindicatos del país, después de que trascendiera públicamente el pedido de prisión preventiva.
La manifestación concentró a pocas personas, que apenas tuvieron tiempo de protestar porque una lluvia torrencial los obligó a dispersarse una hora después del comienzo.
Varios movimientos sociales y el propio Partido de los Trabajadores (PT), formación a la que pertenecen Lula y la Presidenta Rousseff, anunciaron que participarán en manifestaciones los días 18 y 31 de marzo "a favor de la democracia".
Esas protestas serán una respuesta a la marcha convocada mañana contra el Gobierno, respaldada por varios partidos de la oposición que defienden la apertura de un juicio político contra la Mandataria.
Partido decide si abandona el Gobierno
El Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), la mayor fuerza de la coalición que respalda a la Presidenta Rousseff, se sumergió ayer en debates previos a una convención nacional en la que hoy puede decidir romper con el Gobierno. El PMDB, que lidera el vicepresidente Michel Temer, celebrará su convención en momentos en que Rousseff enfrenta una profunda crisis económica y política, y mantiene los peores índices de popularidad que ha tenido un gobernante en Brasil, en torno al 10%.