El ambiente es tan gravitante como los genes en la depresión
ESTUDIO. Científicos comprobaron que mejorar el entorno y la calidad de vida disminuye los síntomas de ratas predispuestas a esa enfermedad.
Los genes no son el único factor determinante en el desarrollo de una depresión. El ambiente sería tan importante como los genes a la hora de gatillar o prevenir esa enfermedad. Así lo confirmó un estudio llevado a cabo por expertos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Northwestern que fue publicado en la revista Translational Psychiatry.
La investigación, que fue llevada a cabo con ratones, sería extrapolable a humanos, según explicó Eva Redei, académica del departamento de psiquiatría y ciencias conductuales.
Redei tiene vasta experiencia en la investigación de la depresión. La académica aplicó en 2014 el primer marcador sanguíneo para detectar ese mal en adultos y antes lo hizo con adolescentes.
Esto con el objetivo de observar cómo varía el estado anímico de las ratas. "Queríamos saber si los sucesos adversos, como un ambiente estresante y lleno de restricciones, o las pautas de crianza, en este caso un ambiente lleno de estímulos, podrían modificar el comportamiento depresivo y los marcadores sanguíneos en un modelo de ratón para esta patología", explicó la experta.
Para concluir que el ambiente puede influenciar el desarrollo de la depresión, la investigadora expuso a ratas que comprobó que tenían tendencias depresivas genéticas en un ambiente en el que los animales podían explorar su entorno.
Así fue que comprobó que los ratones genéticamente predispuestos, mostraron mejorar en sus síntomas depresivos y en otros factores, comparando a esos animales con otros de control, que no teniendo genes con tendencias depresivas tenían los mismos comportamientos.
Las pruebas
Para llegar a esas conclusiones, los expertos pusieron por un mes a ratas que determinaron por pruebas con marcadores sanguíneos que habían heredado genes vinculados a la depresión, en jaulas amplias con juguetes nuevos y lugares que podían explorar. Una especie de parque de diversiones para ratas.
"Lo llamamos psicoterapia para los roedores, porque el enriquecimiento del lugar donde viven permite que interactúen con el medio en el que viven y con otros roedores", señaló Redei.
"Los resultados de un mes en ese patio de recreo hicieron que el comportamiento depresivo de las ratas se redujera drásticamente", concluyó la investigadora.
Luego sometieron a las ratas a una prueba que consiste en ponerlas en un tanque de agua. Ese test es para medir el ánimo en ratones. Aquellos sin predisposición genética a la depresión nadan alrededor del tanque buscando cómo escapar, mientras que las ratas deprimidas se quedan quietas.
Después de un mes en la jaula, las ratas con tendencias depresivas intentaron frenéticamente escapar del estanque.
Redei mira con optimismo el resultado del estudio, porque "sugiere que incluso con una alta predisposición a este trastorno del estado de ánimo, la psicoterapia o una terapia de activación conductual puede aliviarlo".
Un mal ambiente lleva a la depresión
Los científicos hicieron el experimento a la inversa, para comprobar que un ambiente adverso puede provocar una depresión. Para eso sometieron a ratas que no son genéticamente predispuestas a la depresión a un aislamiento e inmovilización por dos horas diarias por dos semanas. Los animales mostraron un comportamiento depresivo en la prueba del tanque de agua, sin intentar buscar una forma de salir. Ese comportamiento depresivo es aprendido.