Malas reformas ya están disponibles en regiones
Cuando la gente escucha hablar de reformas tiende a ver estos cambios como lejanos en el tiempo. Cuando se hablaba de la reforma educacional, por ejemplo, se entendía que los efectos de ésta podrían demorar entre 12 y 16 años en verse. Es decir, un niño que hoy está en primero básico no sería beneficiado con ésta, ya que para su graduación de cuarto medio la reforma recién estaría dando frutos. Pero, lamentablemente, hay otras reformas que son más inmediatas. Digo que es lamentable, ya que a las que me referiré son dos reformas que ya están teniendo un impacto negativo en la región.
La reforma laboral y tributaria, ambas en las cuales voté en contra, no han hecho esperar sus consecuencias, al punto que ni estando en mayo se pronostica para fin de año un alza del desempleo del 1,5% para la región. En lo pronto, esto no se ha notado, ya que hay aún ganancias que se experimentan por lo bien que le fue a los sectores de servicios, como el turismo durante el verano, pero tal como lo asegura el presidente de la Cámara Regional de Comercio de Valparaíso, Pier-Paolo Zaccarelli, el desempleo debería aparecer en los próximos meses, con la lógica baja en la demanda que experimentarán.
¿Pero dónde aparecen las reformas? Estas tienen participación en una actividad que es de suma importancia para el desarrollo regional, y que, según el INE, consta con 57.560 empleados, pero en el trimestre anterior tenía 59.970, o sea, se perdieron 2.500 puestos; el mercado de la construcción. Como también consigna Marcelo Pardo, presidente de la Cámara Chilena de la Construcción Valparaíso, hay indicadores claros, como los permisos de obra nueva del INE que muestran que estos cayeron un 60% en los últimos 12 meses, al igual que las ventas de viviendas nuevas, que sufrieron una baja. Nada de esto, hasta el momento, se había evidenciado, ya que la reforma tributaria y el crédito del IVA generaron un cierto dinamismo en el mercado mobiliario, haciendo que muchas empresas adelantaran proyectos, aumentando las plazas de trabajo, pero terminó.
Aumentar el impuesto a la venta de casas nuevas y usadas es un claro lastre para un mercado tan dinámico como el inmobiliario, al igual que aumentar de manera el poder sindical y de huelga de proyectos menores. En simples palabras, hacer que vender una casa de 100 m2 hoy sea más caro que antes o que dar inicio a una pyme en construcción sea mucho más riesgoso y menos viable que lo que le toca a una gran empresa constructora es pegarle en el corazón a un rubro que se definía por tener una alta movilidad y una gran capacidad de empleo.
Esas grandes reformas que se defendieron de manera corporativa, y en algunos casos campañas del terror frente a sectores del empresariado, hoy están teniendo un efecto constatable. Ya hay 2.500 personas que no cuentan con el ingreso que hace sólo meses tenían. Lo que muchos sectores de la Nueva Mayoría intentaron negar, hoy y al paso de sólo unos meses es la realidad de 2.500 personas.
Lily Pérez
Senadora