Tomás Moggia C.
Con apenas cuatro años, y sin siquiera saber leer o escribir, Felipe Vergara aprendió a jugar ajedrez. Sus primeras partidas fueron en torneos familiares, pero con el correr del tiempo comenzó a participar en diversos campeonatos regionales incentivado por su padre.
Sin embargo, a los nueve años, la muerte de su progenitor marcó el fin del ajedrez, al menos por un breve periodo. Tuvieron que pasar cerca de dos años para que se reencontrara con aquella disciplina, y todo fue gracias a un libro que encontró en su casa y que enseñaba movimientos y técnicas básicas. Fue así como llegó a su colegio, el Salesiano, donde sorprendió ganándole a rivales mucho mayores. "Los de cuarto medio se preguntaban cómo un niño de cuarto básico les ganaba a todos", recuerda Vergara.
Pese a ello, al reinsertarse en los torneos regionales se topó con una realidad totalmente distinta, ya que sus contemporáneos habían aprovechado el tiempo y no tenían piedad a la hora de derrotarlo.
"Fue súper frustrante. Ahí me di cuenta que si quería ser bueno en algo, tenía que entrenar duro, porque el ajedrez es una cuestión súper metódica y hay que dedicarle tiempo", cuenta el ajedrecista porteño.
Y así fue como este oriundo del cerro San Roque comenzó a dedicarse prácticamente a tiempo completo a su pasión. Una perseverancia que con el paso de los años terminó dando frutos, en especial tras coronarse campeón de Chile en la categoría Sub 18, lo que le dio la clasificación al Campeonato Panamericano de la Juventud en Uruguay, y también al Campeonato del Mundo en Rusia, este último a desarrollarse entre fines de septiembre y principios de octubre de este año.
Y mientras toma clases con un destacado ajedrecista internacional, Vergara también busca la forma de juntar cerca de 7 millones de pesos con el objeto de costearse su viaje y el de un acompañante a Europa. Pese a esta complejidad, su ilusión no decae.
"Mi expectativa en el Panamericano es ser campeón. En Rusia, si entreno bien con mi actual profesor, espero salir entre los diez o veinte primeros, ese sería un logro fantástico", avisa el ajedrecista porteño.
Pero sus sueños van incluso más allá, y no por nada hace poco más de un mes tomó la decisión de tomarse en serio al ajedrez con la intención de poder vivir de esta disciplina en un futuro próximo.
"Tengo que demostrarle al mundo que soy bueno en esto y que puedo vivir de esto. Tengo que luchar contra la corriente y el sistema, porque me impone sacar una carrera en una universidad, pero yo no quiero eso para mi vida. Prefiero intentar lograr mi sueño y terminar en la calle, a estar en unos años más ganando buenas lucas y frustrado. La vida es una sola y hay que intentarlo", reflexiona Vergara.
Un jugador de gran proyección nacional
El entrenador de ajedrez Raúl Molina no tiene problemas en asegurar que Felipe Vergara es hoy en día "el valor con mayor proyección a nivel regional y nacional". Sin embargo, prefiere ser cauto sobre las expectativas en el Mundial de Rusia. "Tiene que ponerse metas realistas, quedar entre los 30 o 40 mejores jugadores del mundo sería un resultado bastante bueno en esta categoría (juegan entre 80 y 90)", sostiene el profesor, reconociendo que "tiene que resolver si es que se decide por un plano competitivo o se dedica a los estudios... si él toma este camino seriamente, tiene proyección, pero es complicado decir si es que efectivamente va a lograr títulos mayores, como maestro internacional o gran maestro".
"Mi expectativa en el Panamericano es ser campeón. En Rusia, si entreno bien con mi actual profesor, espero salir entre los diez o veinte primeros, ese sería un logro fantástico"
Felipe Vergara
Ajedrecista porteño
24 al 31 de julio se desarrollará el Campeonato Panamericano de la Juventud en Montevideo, Uruguay.
7 millones de pesos necesita juntar para costearse el viaje al Mundial que se realizará en Rusia.